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Oportunidad para educar en la esperanza

Jueves 24 de Octubre, 2024
Reseña del informe sobre desarrollo humano en Chile, con sus ideas claves y desafíos en el ámbito educativo y social, con especial énfasis en la educación católica.

El reciente informe sobre el desarrollo humano en Chile, publicado en agosto de 2024, lleva por título: ¿Por qué nos cuesta cambiar? Conducir los cambios para un Desarrollo Humano Sostenible". Plantea un análisis detallado sobre los desafíos que enfrenta Chile en su desarrollo humano, especialmente desde la perspectiva del cambio social. A continuación, se presenta un resumen de los capítulos con sus ideas claves y algunos desafíos destacados en el ámbito educativo y social, con especial énfasis en la educación católica.

La primera parte sobre “Transformaciones recientes, deudas y desafíos” trata sobre tres temas: dinamismo de la sociedad chilena; las deudas del cambio; desafíos globales. Constata que nuestro país ha experimentado cambios significativos en varios ámbitos, como la economía, educación, democracia e igualdad de género. Sin embargo, estos logros contrastan con la sensación de estancamiento en ciertos sectores críticos. Persisten deficiencias en la protección social, calidad de la educación y brechas de género. Además, la inseguridad y los fallidos procesos constitucionales son vistos como grandes deudas sociales. También se abordan temas como la vulnerabilidad ambiental, el crimen organizado y la revolución tecnológica, que complican aún más la gobernabilidad democrática.

La segunda parte trata sobre las capacidades para conducir los cambios, analizando la falta de habilidades sociales para gestionar las transformaciones que son necesarias y cómo estas se ven obstaculizadas por factores institucionales y discursivos.

La tercera parte aborda los cambios desde la perspectiva de las personas, quienes perciben un deterioro en la situación del país, con una creciente insatisfacción hacia los cambios recientes. Frente a esta situación, el informe advierte sobre las expectativas de cambio versus el profundo pesimismo en la población, con una falta de confianza en los liderazgos políticos para guiar los cambios.

La cuarta parte del informe da cuenta de los deseos y orientaciones socioculturales. Aunque persiste el deseo de transformaciones, los ciudadanos muestran una visión más realista respecto de los costos y las dificultades inherentes a estos cambios.

La quinta parte hace una mirada acerca del rol de las elites y de los movimientos sociales. Las elites chilenas tienen una visión más crítica y menos inclusiva que la población general. Se destaca una falta de cohesión entre las elites políticas y económicas, lo que complica la conducción de cambios estructurales.

La sexta parte alude a los discursos públicos y las lógicas de interacción política, en donde se propone un análisis que destaca una creciente polarización en el debate público, dificultando la construcción de consensos y acuerdos necesarios para las reformas sociales.

La séptima parte plantea claves para conducir los cambios hacia un desarrollo humano sostenible, pese a que existen bajas capacidades para conducir cambios sociales. Se insiste en que la falta de confianza en las instituciones y en los liderazgos, sumada a las lógicas obstructivas en las estructuras políticas, impide que se implementen las reformas necesarias para mejorar el desarrollo humano en Chile.
 

Desafíos educativos

Leyendo este informe desde los desafíos educativos que implica, se visualizan tres nudos críticos que el país debe resolver para que la educación favorezca un desarrollo humano sustentable. En primer lugar, se mantienen dudas sobre calidad educativa, a pesar de los avances en acceso, la excelencia académica sigue siendo un desafío, afectando la igualdad de oportunidades para las futuras generaciones. En este tema es fundamental que el sistema educativo demuestre un trato ecuánime entre lo público y la educación particular, honrando la colaboración y el principio de provisión mixta, dado que la gratuidad ha disminuido las diferencias en el perfil de los estudiantes que recurren a uno u otro sector. 

En segundo lugar, persiste una deuda con la igualdad de oportunidades de aprendizaje para hombres y mujeres. Aunque se han dado pasos, las brechas de género se mantienen en el ámbito educativo, especialmente en el desarrollo de áreas de interés culturalmente asociadas bajo parámetros sexistas. Y, en tercer lugar, la fragmentación social, la desconfianza y la falta de cohesión entre la ciudadanía y las élites también influyen en el sistema educativo, limitando el potencial para reformas efectivas. En este sentido, la transformación o posicionamiento de la escuela católica como lugar de aprendizaje para la convivencia y valoración de la diversidad, es algo que se puede compartir con todo el mundo educativo, especialmente como una clave del Reino de Dios, sustentado en la fraternidad que interpela y orienta nuestras prácticas. 

Los cambios que la sociedad requiere no pueden estar en el aire, tampoco deben sostenerse en la nostalgia de que todo tiempo pasado fue mejor. La historia avanza hacia adelante y el mensaje de Jesús nos anima a situarlo como un horizonte de humanidad fraterna. En esta línea, el Jubileo del año 2025 es una oportunidad para que en las instituciones católicas de educación puedan recuperar o fortalecer la capacidad para educar en la esperanza que no defrauda.

Haciendo un cruce del informe del PNUD y la bula papal, proponemos algunas ideas para educar en el sentido de la esperanza cristiana. No se trata de impulsar acciones nuevas, sino de valorar las que ya se hacen y darles un sentido educativo orientado al desarrollo de habilidades y actitudes esperanzadoras.
 

  • Fomentar el agradecimiento diario: Invitar a los estudiantes a reflexionar sobre cosas buenas que les suceden cada día fortalece una mirada positiva hacia el futuro. Esta práctica también conecta con la gratitud cristiana como fuente de esperanza.

  • Vincular la esperanza con el esfuerzo: Enseñar que los cambios significativos requieren perseverancia ayudando a los jóvenes a no rendirse ante las dificultades. La esperanza cristiana se basa en la confianza en Dios y en el desarrollo de los propios talentos.

  • Crear espacios para compartir testimonios inspiradores: Escuchar historias de personas que superaron obstáculos anima a los estudiantes a encontrar soluciones ante los problemas. La Biblia y la vida de los santos también está llena de relatos de fe y superación que pueden ser significativos y útiles.

  • Promover el servicio y la solidaridad: Involucrar a los jóvenes en acciones solidarias los conecta con la idea de que su contribución puede mejorar la vida de los demás, reforzando la esperanza activa en la transformación social. Es una forma de hacer presente las señales del Reino prometido.

  • Integrar la oración y la reflexión espiritual: La oración permite cultivar una esperanza profunda que no depende de las circunstancias concretas. Espacios de silencio y contemplación ayudan a los estudiantes a encontrar serenidad y propósito.

 

A modo de conclusión, el informe señala la urgente necesidad de mejorar las capacidades de la sociedad chilena para conducir los cambios hacia un desarrollo humano sostenible, especialmente en educación y otros aspectos clave de la vida social y económica del país. En este sentido, el mundo educativo católico no puede ser ajeno a esta realidad, es preciso que se refuerce la formación de estas capacidades, considerando la fuerza transformadora del evangelio, puesto que más allá de cumplir con los estándares educativos, la educación católica siempre ha tenido un compromiso con los cambios que el país requiere en cada tiempo.

Marcelo Neira D.
Área de Incidencia y Estudios
Delegación para Educación

 

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