Noticias

Un verbo clave que emerge en contextos críticos es “priorizar”. El MINEDUC ya ha anunciado que, respecto de los contenidos, se está trabajando en la priorización de los objetivos curriculares. No obstante, en este tiempo de pandemia, los equipos de gestión de los colegios también han sabido atender otras priorizaciones. 

Los equipos de gestión de las escuelas se han visto muy desafiados en este tiempo organizando el proceso educativo a través de medios tecnológicos, cuando se puede; detectando necesidades de capacitación porque no estábamos tan preparados como suponíamos; reproduciendo miles de guías para entregar a las familias porque muchas no tienen acceso a internet; gestionando canastas de alimentos, advirtiendo que la escuela es la única red de apoyo que tienen muchas familias; previendo lo que se necesita para la vuelta a las clases presenciales y tantas otras cosas.

Así se está viviendo el día a día, aprendiendo harto y atendiendo una cosa a la vez, sin tener siempre claridad de lo que viene por delante. Respirar, sostener, acompañar y resolver, pues todo llega a ellos y deben entregar respuestas casi al instante. Independiente de que una gestión así, en medio de la emergencia, pueda estar muy expuesta al error, lo que tiene más mérito y valor educativo es esa capacidad y compromiso para estar ahí, al servicio de las personas y toda la comunidad.

Esta opción por priorizar en la comunidad educativa ha implicado atender dudas, acoger demandas y ver si tienen alguna solución en el corto plazo, imaginar cómo se pueden integrar las distintas disciplinas para optimizar los aprendizajes, pero, por sobre todo, acompañar a los equipos de educadores, estudiantes y familias en la fragilidad que nos ha golpeado por esta pandemia.

En este sentido, los equipos de gestión saben que la priorización curricular debe ir de la mano con una necesaria flexibilización para comprender que el calendario escolar puede alterarse en función de los aprendizajes fundamentales y de la propia realidad. Confirmar que lo humano es el gran soporte y sentido de la excelencia académica y que el proceso escolar debe servir para saber conocer, saber hacer, saber ser y saber convivir, los cuatro pilares fundamentales declarados por la UNESCO.

Esta crisis ha puesto en evidencia la excelencia humana y profesional de los liderazgos educativos. Y es de toda justicia agradecer a tantos testimonios que han sabido mantener y fortalecer el espíritu comunitario de las escuelas, verdaderas comunidades educativas.
 
Fabiola Zambra
Secretaria Ejecutiva
Vicaría para la Educación

Elisabet Juanola
Directora del Área de Vínculo
Vicaría para la Educación