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Este viernes 28 la Iglesia celebra, una vez más una gran fiesta, la solemnidad del día del Sagrado Corazón. ¿Por qué es tan importante el Sagrado Corazón de Jesús?, también podríamos celebrar su ojo, su brazo, su lengua. Pero ¿por qué el corazón?, porque objetivamente, sin ojo, brazo o lengua podemos vivir, con capacidades diferentes, pero podemos vivir, en cambio, sin el corazón, ninguno de nosotros puede existir. Por eso, en el corazón de cada comunidad educativa tiene que estar puesto Cristo y su Evangelio y la forma concreta en que podemos aprender a amar, a seguir y también a vivir como Cristo es aprendiendo de su corazón. Un corazón que se entrega, un corazón que acoje, un corazón que escucha, un corazón que sirve, pero también ese corazón de Cristo hoy nos invita a descubrir cómo poder amar y servir completamente en los lugares en que más se necesita la presencia de hombres y mujeres que educando, también quieren transformar. Transformar el mundo en una escuela mucho más abierta, acogedora e inclusiva, pero a partir de esa escuela hacer reflejo del mundo, que tiene que ser un mundo mejor. Por eso la Iglesia también acoge y agradece el testimonio de los hombres y mujeres que siendo amados por el Señor, quieren vivir de acuerdo con él y sintonizan su corazón con el de Jesús. El sábado 29 en la catedral a medio día todas las comunidades educativas son invitadas a vivir esta fiesta del amor de Cristo que se nos regala el viernes, en el encuentro con Pedro y Pablo, los primeros apóstoles que fueron los que llevaron el Evangelio a todas las partes del mundo para anunciar la cercanía de Cristo a todos los hombres y mujeres, de ayer, hoy y siempre.

En la catedral, el sábado 29 invitamos a las comunidades educativas para celebrar, entorno a nuestro administrador apostólico y al Nuncio de su santidad -que nos recuerdan la importancia de Pedro y del sucesor de Pedro que es Francisco-, este camino a todos los hombres y mujeres de hoy.

Pbro. Andrés Moro Vargas

Vicario para la Educación

Arzobispado de Santiago