Noticias

Jesús como acompañante, que nos impulsa en el servicio de escucha y acompañamiento

Lunes 25 de Marzo, 2019
Documento del Vicario de la Educación en encuentro de acompañantes VED, inicio de año 2019

Gracias por darse un tiempo para iniciar juntos un nuevo tiempo de peregrinación, en este llamado que nos ha hecho el Señor a convertirnos y a reconocer que el Reino está llegando entre nosotros (Mc 1,15). En medio de este tiempo duro, doloroso y marcado por tantos pecados y delitos, el que estemos dispuestos a vivir como discípulos de un maestro que se presenta en medio nuestro resucitado y marcado por sus dolores (Lc 24,35), es una esperanza cierta de que vamos construyendo la Iglesia de todos los días, como nos enseñó el padre Esteban Gumucio.

Me han pedido que comparta con ustedes algunos rasgos de Jesús cómo acompañante. Todos tenemos, espero, cierta ciencia de cómo es Jesús cómo acompañante. He pensado en concreto en ¿qué nos diría hoy Jesús en este tiempo para poder ser buenos acompañantes? Como es más fácil pensar en palabras que nos permitan elaborar reflexiones, les comparto algunas de ellas, para que entre todos hagamos un relato que entusiasme y contagie.

 

SABER ESTAR: quizás en este tiempo una de las situaciones que más nos desafía es saber estar. Al borde del camino para llamar al ciego, en los caminos de quienes salen de Jerusalén, al lado de los pozos a la hora de más calor, rumiando la soledad de la enfermedad o el prejuicio. Es un desafío hoy saber discernir y estar abierto a la improvisación o a los tiempos tan distintos de cada persona.

ESCUCHAR: Es una ciencia que hay que cultivar cada vez más. En tiempos de tecnología y de post modernidad hay que escuchar con los cinco sentidos, pero también afinar cada vez más el oído y la vista, porque “sólo se ve bien con el corazón”.

ACOGER: lo contrario de lo dicho tan coloquialmente, pero al mismo tiempo tan certeramente, “aguachar”. No es simplemente dar un cariño o un sentimiento sino darse por entero cómo Jesús con el buen ladrón en la cruz. Para acoger debo conocer, reconocer, dar amor y mucha fuerza para saber cuándo avanzar, parar o incluso retroceder.

COMPARTIR: nuestra acción pastoral no es una terapia, aunque tenga efectos reparadores y sanadores, sino un espacio de intimidad y comunidad dónde Dios nos regala convertirnos en el torno de su trabajo de alfarero. Por eso es tan esencial saber regalarnos ese espacio dónde cada uno se presenta desde su realidad y tarea, pero siempre en un ambiente de fraternidad y cariño.

SABER PARTIR: En un tiempo dónde la libertad es tan esencial nuestros acompañamientos deben estar constantemente renovados desde esa libertad que nos permite construir lazos y caminos duraderos. “Libres para” más que “libres de” aunque eso se vaya aprendiendo con paciencia y a veces con dolor y frustración.

CON ESPERANZA: con todo lo que va pasando en nuestra sociedad, y también en nuestra Iglesia, podemos vivir en un permanente “claroscuro” que no nos permite saborear la luz del nuevo día ni gozar las estrellas de la noche más oscura. Debemos pedir el don de ser como los centinelas de la muralla que saben ver los primeros rayos del Sol y lo comunican a todos con fe y esperanza.

VELANDO CON FE: en tiempos duros solo se puede ver las estrellas si miramos hacia lo alto. Ser acompañantes hoy requiere que seamos hombres y mujeres del misterio, de ese misterio paulino que no puede ser otro que reconocernos discípulos de un maestro que me amó y se entregó por mí en su pasión y muerte. Eso es lo que esperan los que nos buscan, enamorados de Dios hasta la locura de dejarlo todo por su Reino.

CON SUEÑOS GRANDES: en esta época post moderna y llena de individualidades, debemos ofrecer un relato con un sentido tan fuerte de solidaridad y compromiso que de verdad se viva como un “sin sentido”. ¿No fue así cómo se ha hecho en la historia una y otra vez la invitación a la evangelización más radical y comprometida con eso de “amar a Dios y al prójimo como a uno mismo”?

ALEGRES, SIEMPRE ALEGRES: en un mundo dónde la “cara de vinagre” se ha instalado en tantos y tantas volvemos a compartir la alegría del amor, la acogida y el servicio como flores que brotan en tantos desiertos si dejamos que los fecunde un Dios, padre y madre, que nos ama con tanta locura que nos ha creado a su imagen y semejanza.

 

Con cariño y respeto por el camino y el servicio de cada uno y cada una de ustedes,

 

 

Andrés

Santiago, Solemnidad de San José, 19 de marzo 2019

"Renovemos la pasión por educar"
Cienfuegos #51 Santiago de Chile
22 690 85 00