A veces pareciera que la premisa más importante en los seres humanos y en las instituciones y organizaciones en que trabajamos es la libertad, es verdad. La libertad es muy importante, pero en la fe cristiana el centro de la vida es el amor, Dios es amor, así lo define el apóstol Juan en su carta y también San Pablo que nos invita a construir, validar, destruir o renovar y que muchas cosas pasarán, pero lo que siempre permanecerá es el amor.
Por eso la comunidad educativa tiene que estar centrada en el amor, no solamente en el amor de servicio (como en este mes de la solidaridad), no solamente en un amor por los que parten y terminan sus ciclos este año (como a final de año) o por los que están entrando cada año (como a inicio de año), sino que un amor concreto que se viva con gestos pequeños y también en los momentos grandes, en momentos heroicos y en momentos cotidianos.
En el camino de la fe y en el camino del servicio y el diálogo entre todos. Una comunidad cristiana educativa es ante todo una comunidad marcada por el amor que vive para amar y sobre todo aprende del amor.
Pbro. Andrés Moro
Vicario Educación