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El viernes pasado los obispos de Chile en una Asamblea Plenaria Extraordinaria volvieron a decir lo que quizá para muchos todavía parece como algo lejano, pero que rescata el valor de ser capaces de pedir perdón una vez más. Quizá lo doloroso es que el perdón cada vez suena más verdadero y para la gente pareciera más lejano. 

Dios nos habla a través del dolor y de la vergüenza, también del pecado y lamentablemente, del delito que tantos hombres de Dios entre comillas, han cometido, en estos meses, años y decenas de años.

Pero este Dios nos sigue hablando a través de las profesoras y los profesores, de las alumnas y los alumnos, de las apoderadas y los apoderados, de todos los que formamos comunidad educativa y que en el Chile de hoy, no de ayer, ni de mañana, queremos seguir formando y acompañando a los niños y jóvenes: con responsabilidad, con seriedad, con profundidad, con identidad y calidad cristiana marcadas por el Evangelio de Jesús que siempre es una buena noticia, especialmente para los más pobres y desfavorecidos.

Confiamos en que Dios no solamente acoge el perdón, también nos pide una conversión justicia pero ante todo en educación llama seguir sirviendo y amando a los más pobres y desfavorecidos.

Pbro. Andrés Moro