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Uno de los frutos más importantes que nos ha dejado el X Sínodo de la Iglesia de Santiago es justamente la preparación a ese X Sínodo que acabamos de vivir. El año pasado cuando pudimos recoger en las comunidades educativas cerca de 10.000 fichas 8.000 de ellas de los estudiantes y 2.000 de adultos, una fuerte tendencia que se repetía una y otra vez, era el deseo de tener adultos honestos que fueran referentes, no solamente coherentes, que es una palabra que se ha ocupado mucho durante los últimos años sino ante todo, honestos.

Es parte de lo que hoy la Iglesia de Chile y en particular la Iglesia de Santiago nos pide desde adentro y desde afuera, una iglesia que sea honesta, que enfrente la verdad que no engañe que no abuse, y eso nos implica también en nuestras comunidades educativas un trabajo muy fuerte, hoy los jóvenes piden a los adultos que seamos referente de ellos pero en clave de honestidad, es decir reconociendo nuestras debilidades y faltas y también nuestros aciertos y fortalezas, para juntos con ellos construir relaciones mucho más horizontales, más respetuosas, más abiertas, más inclusivas y mucho menos abusadoras, por eso la honestidad es una virtud que tenemos que cultivar cada vez más.

Durante mucho tiempo y hay que mantenerlo también así, la honestidad dentro de nuestras comunidades educativas se ha reducido a no copiar y a no hacer trampa, lo importante no es solamente no hacer cosas malas, sino hacer las cosas bien y la bondad, es lo más potente que podemos cultivar en una comunidad educativa, al ejemplo del amor de Cristo a quien celebramos en su Sagrado Corazón este próximo viernes 8 de junio.