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Esta semana, el vicario para la Educación de Arzobispado de Santiago p. Tomás Scherz y el secretario ejecutivo de la misma vicaría, Cristián Infante fueron invitados a la sede capitalina de la Cámara de Diputados a exponer ante la Comisión de Educación su posición y aportes resepcto del Proyecto de Ley de Profesión Docente.

Cerca de media hora duró esta intervención, entre ponencia y preguntas, la cual se basa en cuatro principios fundamentales:

1. La calidad de la educación se construye en torno a una comunidad, de directivos, docentes, educadoras y asistentes de la educación competente, comprometida y con altas expectativas.

2. La escuela y su contexto, su proyecto y cultura es el espacio donde se educa a nuestros niños, niñas y jóvenes.

3. Una carrera docente sustentada en el profesionalismo y la confianza mutua.

4. La exigencias educativas del mundo de hoy requiern un sistema de apoyo intencionado e institucional, especialmente en contextos más vulnerables e inclusivos.

Para reforzar este iniciativa, el p. Tomás envió una carta a los medios señalando la importancia de restablecer el diálogo con todos los actores para sacar adelante una buena ley que beneficie a los profesores y a todas la comunidad educativa. En esta carta el Vicario sostiene que "el proyecto que se discute ahora es muy importante para la educación de nuestro país. Es la verdadera ley de la calidad. El aprendizaje integral de los alumnos y las alumnas en escuelas que impartan una educación inclusiva y de calidad, depende de manera preponderante de las competencias y desempeño de los docentes".

Dicho proyecto de ley tiene aspectos positivos y otros que es necesario modificar sustancialmente para arribar de manera efectiva a una ley que recoja los desafíos que enfrenta hoy en día la educación y cuente con la participación y el acuerdo de los docentes y las educadoras de párvulos, sus expectativas y experiencia en los contextos reales. Así lo hemos transmitido en las instancias pertinentes.

"Hay mucho trabajo por delante, pero lo que no podemos hacer es, nuevamente, perder o retrasar este espacio de diálogo y propuestas que nos permitan como país, por fin, lograr una normativa que incentive un cambio sustancial en la forma en que se desarrolla y apoya el trabajo docente en las escuelas y especialmente en el aula. Por ello, queremos insistir en los llamados al diálogo que se han hecho desde todos los sectores, requerir al Gobierno, a los parlamentarios y al Colegio de Profesores aprovechar el espacio legislativo, propio de la democracia, para dialogar, conversar y abrirse con voluntad y responsabilidad a la búsqueda de acuerdos. Lo que está en discusión es demasiado fundamental para el futuro de nuestro país y no admite que hijos de una misma patria, que buscamos todos lo mejor para la educación de Chile, nos tratemos como enemigos y no podamos sentarnos a una mesa en pos de un bien superior".