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P. Tomás Scherz: “Queremos aportar a una educación de calidad desde una gratuidad que nos recuerda el don otorgado por el Maestro”

Viernes 09 de Mayo, 2014
Este viernes se realizó una estimulante conversación en torno al documento de trabajo del Vicario para la Educación: “Por una educación pública, laica y gratuita”, en que participaron los académicos Patricia Schaulsohn de Educación 2020, y Guillermo Marini de Educación UC.

“Cuando nos sumamos a una educación pública, laica y gratuita, queremos volver a poner en el tapete que nos interesa hacer un aporte a lo público, aun cuando desde el año 25 tengamos una separación con el Estado, y que no queremos escondernos ni sustraernos de la responsabilidad del bien común”, indicó el padre Tomás Scherz, durante la presentación y diálogo de este viernes sobre el documento de su autoría, organizado por la Vicaría para la Educación del Arzobispado de Santiago, junto al Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE) y la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Ignacio Sánchez, Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, abrió el foro apuntando al corazón del documento: “que no se confunda lo público con lo estatal, lo laico con lo no religioso, y lo gratuito con un beneficio estrictamente pecuniario; creo que esta frase es muy lúcida y en lo personal me interpreta plenamente”, señaló ante unas doscientos asistentes entre los que se encontraba el padre Cristián Roncagliolo, Vice Gran Canciller UC, Sergio Martinic, vicedecano de la Facultad de Educación, el padre Fernando Montes, Rector de la Universidad Alberto Hurtado y Andrés Bernasconi, director del CEPPE.

La carta Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile, explicó el padre Scherz, es una de las bases que inspiraron el texto. “Si bien es cierto la rapidez de los cambios puede desorientarnos, desarticular las instituciones y remecer las culturas hasta su mismas raíces, no es menos cierto que se abren posibilidades insospechadas en la comunicación de los pueblos y en el progreso humano”, citó.

“Queremos participar y aportar a una educación de calidad, desde una gratuidad que nos recuerda el don otorgado por el Maestro, que humaniza, más que la de ese energúmeno pedagogo que cada año se ensaña con sus alumnos para mejorar tan mezquinamente las estadísticas del Simce”, señaló el Vicario. Pero agregó: “Este es un documento de trabajo, aunque pueda parecer presumido, por eso me voy a sentar allá abajo y voy a escuchar desde ahí lo que se dice del texto. Quedo expuesto y agradecido”.

Schaulson y Marini

Los académicos e investigadores Patricia Schaulsohn de Educación 2020, y Guillermo Marini de Educación UC, comentaron el documento en torno al actual debate sobre la reforma educacional.

Marini destacó el aporte a la reflexión desde un punto de vista refrescante. “La pregunta por la educación debe abordar ante todo una pregunta por el sentido”, dijo, y agregó que se trata de una pregunta filosófica que es más urgente que todo aquello que todavía hay que resolver en la educación chilena. “Todos los días discutimos cientos de soluciones para problemas cuyo sentidos primordiales parecemos haber olvidado”, apuntó.

Se detuvo asimismo a examinar el rol del profesor católico, quien a su juicio, debe alcanzar una familiaridad tan profunda con su ciencia que le permita reconocer sus límites. “Si el docente resiste a la seducción totalizante de diversas formas de cientificismo podrá no solo reconocer que hay maneras alternativas de conocer la misma realidad, sino que la disciplina que él enseña es una opción particular desde la cual se quiere abordar un aspecto de la realidad. Para el profesor católico su disciplina es un camino posible para conocer y nunca el único camino de conocer la realidad”.

Por último, citó las palabras de San Juan Pablo II, en torno a que “el profesor católico se deja interpelar por la palabra de Dios y está dispuesto a realizar su razonamiento como respuesta a la palabra de Dios”.

Patricia Schaulsohn, por su parte, expresó su agradecimiento “a la Iglesia Católica, por su voluntad de impulsar una profunda reflexión sobre la educación, incorporando a personas de reconocido nivel, conocimientos y compromiso en una materia tan trascendental para el desarrollo individual y colectivo de un pueblo”.

Destacó la existencia de muchos más puntos de encuentro que discordias. “Concuerdo con quienes sostienen que la educación que imparte el Estado laico debe ser arreligiosa y no antirreligiosa” expresó, agregado que el Estado no puede ni debe impedir la existencia de establecimientos con proyectos educativos diversos, incluidos los religiosos con financiamiento público.

“La libertad religiosa hay que respetarla y no solo tolerarla. Mientras haya familias que quieran para sus hijos una educación religiosa que no puedan pagar, el Estado debe subvencionar también esa educación”, indicó.

Luego destacó el derecho de los padres para escoger la educación de sus hijos, y advirtió que concentrar todo el poder educativo en manos del Estado podría ser una amenaza para la democracia.

“Es de toda justicia”, dijo finalmente, “que quienes hacen de la educación su quehacer puedan obtener una legítima retribución, pero no tener excedentes para repartir en circunstancias en que cada uno de nosotros hacemos un tremendo esfuerzo por financiar la educación de todos. Como concluye el padre Tomás, la igualdad de oportunidades solo será posible con una educación de calidad”. 

 

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