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Cuarenta y cinco personas se congregaron el viernes 15 de noviembre, en la Universidad Alberto Hurtado, para comenzar un proceso de reflexión que busca macar el futuro de la clase de Religión y de la enseñanza religiosa en general en el contexto escolar.
En este simposio, organizado por el área de pedagogía en religión de la Vicaría para la Educación y la escuela de pedagogía en religión de esta casa de estudios, se realiza acogiendo el diagnóstico compartido, que indica la crisis en la que se encuentra la enseñanza religiosa escolar tanto por el avance del proceso de secularización de la cultura, la perplejidad en la que se encuentran muchos padres, sostenedores y docentes, y como por las tensiones que se activan desde las normativas y requisitos que emanan desde el Estado hacia los colegios que ofrecen esta formación en sus proyectos educativos.

La dinámica de este encuentro comprendió dos bloques de reflexión, el primero dedicado a las comprensiones epistemológicas y contextuales, y el segundo enfocado en el ámbito pedagógico. En cada espacio hubo dos ponencias después de las cuales los asistentes pudieron aterrizar algunas ideas mediante la reflexión en grupos formados de acuerdo a temas de interés. Al final, pudieron compartir sus principales aportes que junto a las ponencias conformarán un documento de lectura y de trabajo para continuar profundizando en este desafío de encontrar nuevas perspectivas para enfocar la clase de religión en la realidad de hoy.

En la primera ponencia el profesor Samuel Yáñez, director de la Escuela de Pedagogía en Religión de la UAH, destacó el valor de la experiencia como proceso de profundización. Señaló que el profesor de religión debe poseer una formación adecuada en una antropología de lo religioso, que le permita reconocer las huellas de Dios- la trascendencia- en la vida humana, individual, social e histórica.

La segunda ponencia estuvo a cargo del P. Tomás Scherz, Vicario para la Educación quien puntualizó algunos nidos problemáticos en los cambios que se requiere asumir respecto de de nuevas compresiones de la religión. Enfatizando las que existen en la práctica, desde ser vista como una disciplina subvalorada y exótica en un mundo plural, hasta la noción que existe de las religiones como un elenco de militancias y sentidos, que se pueden presentar en una sala de clases.

En la tarde fue el turno de dos académicas. Por su parte Teresa Ríos, docente de la Academia de Humanismo Cristiano, aportó orientaciones tendientes a recobrar el diálogo en el espacio educativo, por la mediación de una pedagogía de la palabra y de la escucha.

Finalmente, Luisa Ocaranza, académica de la UAH, aportó una perspectiva desde la estética y el cine de Roberto Rossellini, marcado por las dinámicas humanas de la búsqueda, el viaje exploratorio del propio ser, la espera y la contemplación de lo humano. Punto de vista que invita a considerar los recursos del arte como camino para enriquecer las prácticas pedagógicas propiciando las conexiones entre la vida, la cultura y la fe.

Los organizadores califican este simposio como una buena primera experiencia que busca inaugurar un proceso crítico y responsable en donde todos los actores comprometidos, puedan hacerse cargo de las transformaciones de la religiosidad. Un proceso que permitirá seguir profundizando en torno a interrogantes gravitantes: ¿Cómo abordar la dimensión religiosa de la vida humana, desde qué perspectivas principales?, ¿qué enseña el docente de religión, cuál es su disciplina?. No se trata ésta de una ciencia, ni sólo de la doctrina o de la moral cristiana. El profesor y la profesora de religión, en cuanto tales, no son catequistas, ni tampoco teólogos. Entonces, ¿qué enseña?, ¿cuál es su disciplina?, ¿desde qué perspectivas cognoscitivas, epistemológicas, la aborda?, ¿cómo dialoga con las restantes disciplinas del currículo escolar?, ¿qué aporta al desarrollo de la persona?. Todas interpelaciones que animarán las reflexiones de este tiempo hasta ser compartidas en un gran congreso que los organizadores esperan realizar a mediados del próximo año.

 En agradecimiento, los expositores recibieron de regalo una araucaria, símbolo sagrado para el pueblo mapuche, representación de la fortaleza que se requiere para crecer en contextos adversos y un signo que invita a desarrollar una contemplativa paciencia, para ser testigos la comunión que existe entre nuestras raíces y el cielo.