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Fervorosa celebración de Corpus Christi por las calles céntricas de Santiago

Lunes 15 de Junio, 2009


La celebración de Corpus Chisti se inició con una Misa en la Iglesia de San Agustín y culminó con una momento de oración en la Catedral Metropolitana y fue presidida por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz. El recorrido de la procesión abarcó las calles Estado, Catedral, Plaza de Armas, las que estaban hermosamente adornadas con alfombras de flores y aserrín de colores, hechas por estudiantes de 35 colegios de la capital.

“Al pasar por las calles de la ciudad en procesión, adorando a Jesucristo, nuestro Dios y Redentor, reconocemos su presencia real en la hostia consagrada. Porque creen en él y porque lo quieren, las alumnas y los alumnos de numerosos colegios han querido convertir el recorrido en una alfombra, hermosa por sus colores y sus signos eucarísticos”, señaló el Cardenal Errázuriz en su homilía. “En su infinita sabiduría –agregó el Arzobispo de Santiago- no quiso dejarnos solos al partir a los cielos el día de la Ascensión. Nos dio el mandato de celebrar la Eucaristía en su memoria, y así nos manifestó su benevolencia: quería quedarse con nosotros, presente en el Santísimo Sacramento.

Recientemente me llené de admiración al entrar a algunas parroquias en Guatemala. Eran muchos los mayas, mujeres y hombres, con sus coloridos atuendos, que entraban a las iglesias a conversar con Cristo delante del sagrario. Un murmullo de voces que le hablaban con confianza llenaba los templos. Su devoción manifestaba una fe y una confianza incontenibles por la presencia de Jesucristo en medio de ellos. Pues bien, llegar a ser Eucaristía es llegar a ser presencia de Jesús en medio de los suyos, en medio de la propia familia, del trabajo, de los círculos de amigos, de los pobres y de los adinerados, de los artistas, los intelectuales, los políticos y los comunicadores sociales, de los ancianos, de los jóvenes y de los niños. En los comienzos del cristianismo se decía: si viste al hermano, viste a Cristo. Ser cada vez más presencia suya, es ser semejantes a Él: hombres y mujeres de oración, constructores de la fraternidad y de la paz, Buena Noticia en este mundo. Llegar a ser Eucaristía es llegar a ser palabra suya, mirada suya, ayuda suya, silencio suyo, perdón suyo, asombroso amor suyo dondequiera que estemos”, dijo el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, quien en su homilía reflexionó sobre la presencia de Cristo en la Eucaristía, a través del pan y el vino consagrado.

La Eucaristía estuvo concelebrada por el Nuncio Apostólico, Monseñor Giuseppe Pinto; los Obispos Auxiliares de Santiago, Monseñor Andrés Arteaga y Monseñor Fernando Chomali; además del Vicario para la Zona Centro, Monseñor Javier Manterola, del Vicario de la Zona Cordillera, Monseñor Fernando Vives; del Vicario para la educación, Monseñor Francisco Pinilla y numerosos sacerdotes del clero diocesano y religioso.

Llegar a ser Eucaristía

Durante su homilía el Cardenal invitó a los asistentes a vivir en una acción de gracias permanente. Dijo a los niños, jóvenes y a las familias presentes: “En el año de la Eucaristía meditamos las palabras de san Alberto Hurtado: “Mi vida es una misa prolongada”. Hoy el Papa nos invita a convertirnos en discípulos misioneros de Jesucristo, a partir de un profundo encuentro con el Señor, llegando a ser Eucaristía. Meditemos en esta vocación nuestra: “Llegar a ser Eucaristía”. Bien lo sabemos, el significado de la palabra “eucaristía” es “acción de gracias”, en nuestro caso, por la venida a este mundo, por la vida, las obras, la pascua y la resurrección de Jesucristo. La vocación de cada uno de nosotros es convertirnos en viviente acción de gracias, porque Jesucristo, nuestra Vida y nuestra Esperanza, salió a nuestro encuentro, nos dio vida nueva y nos unió en alianza con el Padre”. Añadió que la misión del católico es ser pan bueno, es ser alimento para nuestros hermanos: “alimentándonos de sus palabras, de su misericordia, de su espíritu, de su cuerpo y de su sangre, vale decir, acogiéndolo con fe y transformándonos en Él, en otros Cristos, tenemos vida eterna y viviremos para siempre. Así nos transformamos en Eucaristía. Un bautizado que se apartase de este camino se convertiría en pan duro o, peor aún, en veneno para los demás, no en alimento de vida. Pero así como somos hijos en el Hijo que es Cristo, así hemos recibido la vocación de llegar a ser Eucaristía en el sentido de llegar a ser pan bueno, pan de Dios, en el Pan bajado del cielo que es Jesús. Digo que también nosotros somos regalo de Dios para los hermanos, es decir, pan que viene de sus manos, pan del cielo, ya que hemos nacido de Dios (Jn 3, 5-8); en el bautismo y somos suyos para colaborar con Cristo para la vida del mundo. Podemos ser alimento para nuestros hermanos, por nuestra fe, nuestra vida, nuestras obras, en una palabra por nuestro amor cordial y efectivo, que prolongue el amor de Cristo”. El pastor invitó a la gran cantidad de fieles congregados a ser hombres y mujeres de alianza, es decir, personas que viven con confianza y esperanza, siendo solidarios con los pobres, enfermos, los sin trabajo y los más afligidos.

El Arzobispo concluyó: “Vivamos esta Eucaristía con mucha gratitud, agradeciéndole al Padre de los cielos el hecho de haber enviado a su propio Hijo como nuestro hermano y Salvador. Acojámoslo con el corazón abierto, lleno de fe, como lo acogió la Virgen María. Y que nuestro compromiso con su presencia entre nosotros sea como el suyo, llegando a ser, nosotros mismo, cada vez más Eucaristía, don de amor para nuestros hermanos, en alabanza a Dios”.

Colegios comprometidos

35 fueron los colegios de todo Santiago y, representando diversas realidades sociales, que participaron este año en la fiesta de Corpus Christi. Nancy Fernández, directora del colegio Rosario Concha del Arzobispado de Santiago, coordinó junto al encargado de pastoral al grupo de jóvenes que por segundo año consecutivo participan en la elaboración de las alfombras de flores. Instalados en la calle Estado, casi al llegar a Huérfanos, la directora indicó que para el colegio es una alegría participar en esta fiesta, pues “el Cuerpo y la Sangre de Cristo es el sacramento por el cual el Señor se quedó entre nosotros”. Por eso ni el viento ni la lluvia, ni el frío o el hambre los pudieron dejar ausentes. Es más, no sólo los alumnos asistieron a la celebración, sino también profesores, inspectores, auxiliares y los apoderados. De esta manera, todos los estamentos del colegio estuvieron representados.

En clases de arte y, en conjunto con la pastoral, prepararon el motivo eucarístico que estamparon en el paseo Estado. “Es un testimonio de fe estar aquí”, sostuvo Constanza Zúñiga, estudiante de tercero medio del colegio Rosario Concha del Arzobispado de Santiago. “A pesar de la lluvia estuvimos aquí haciendo la alfombra para que pasara Cristo, concretamente presente en el Santísimo Sacramento del altar”. Reveló que se demoraron dos horas en terminar su alfombra de aserrín y que fue un trabajo comunitario que les ayudó a compartir más y a crear un mismo espíritu. “Hicimos comunión entre nosotros. Nos unimos más como compañeros, nos dimos cuenta lo grande que es la fe entre nosotros”, dijo.

Feliciano Araya, encargado de pastoral del mismo colegio indicó: “Es Cristo el que pasa por nuestras calles y visita nuestra ciudad, es Cristo quien nos acompaña. Esta fiesta es para acogerlo en nuestro corazón, en nuestra vida. Es el momento de reconstruir nuestra relación con Dios, ese es el mensaje de esta fiesta de la Iglesia para nuestra ciudad”. Agregó que para el colegio, los frutos de Corpus son importantes, pues “cada vez más alumnos quieren sacrificar un domingo y participar, vivir la fe en comunidad”.

En el colegio San Agustín también son cada vez más los alumnos comprometidos en la celebración del Corpus. Franco Pedreros, estudiante de cuarto medio, cuenta que hace tres años participan en la elaboración de una alfombra de aserrín con motivo eucarístico. La suya es la primera alfombra que recibe al Santísimo, pues se ubica frente al templo de San Agustín. Él y su grupo llegaron a las 11:00 de la mañana y terminaron de realizar su alfombra a las 14:00 horas. “El Corpus Christi es un día súper importante para nosotros, por eso cada vez más personas se incorporan al grupo que viene. Empezaron 7, luego fueron 20 y hoy somos 27 los que estamos acá a pesar de la lluvia y el frío”, dijo.

Patricio Ramírez, profesor de historia, coordinó al masivo grupo del colegio San Agustín, “el espíritu de San Agustín es estar presente donde se necesita”, por eso estuvieron desde temprano ultimando los detalles y trabajando en conjunto. Agregó: “El mérito es de los chiquillos, el servicio los mueve y ser agustino los mueve. Para nosotros lo más importante es el Cuerpo y la Sangre de Cristo, por eso todos lo años participamos en la fiesta”.

Luego de la procesión, todos los fieles entraron a la Catedral Metropolitana para adorar al Santísimo Sacramento del Altar. Animados con cantos y moniciones con trozos del Evangelio, familias completas permanecieron en oración hasta recibir la bendición final.

Historia de Corpus Christi

En la solemnidad de Corpus Christi la Iglesia Católica celebra a Jesucristo presente en el sacramento de la Eucaristía, bajo la forma del pan y vino consagrados. Esta celebración se remonta al siglo XIII, específicamente el año 1246, cuando el Papa Urbano IV extendió esta solemnidad a toda la Iglesia y la decretó fiesta de precepto. Esta festividad surgió, en parte, como respuesta a corrientes que negaban o ponían en duda la presencia real de Jesucristo en el pan y vino consagrados.

- Homilía completa del cardenal Errázuriz

Fuente: DOP www.iglesiadesantiago.cl

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