Oremos en comunidad al Señor, para que confiemos plenamente en lo que hemos visto y oído, en la gracia que imprime en cada uno de nosotros y en los milagros cotidianos por los cuáles se hace presente para mostrarnos su amor, su grandeza y su misericordia.
Buen Jesús, que el Paráclito, el amable huésped del alma que nos enviaste para darnos fuerza y hablar en tu nombre, sea siempre brisa suave y fuente de todo consuelo para todos aquellos que encontremos en nuestro camino.