Oremos en comunidad al Señor, para que nos conceda la gracia de comprender que es un Dios de amor y no de venganza, un Dios de humildad y de ofrenda generosa y desinteresada. Que seamos testimonio de su amor y su justicia en medio del mundo en cada gesto y en cada palabra que salga de nuestra boca y de nuestro corazón.