Somos llamados a ser portadores de la buena nueva de la presencia del amor de Dios en nuestras vidas. Y qué mejor manera de dar testimonio que viviendo con fidelidad en las pequeñas cosas, reconociendo
que nuestra conducta diaria transmite un mensaje mucho más poderoso e influyente que nuestras palabras.
Jesús no nos arrebata nada de lo que hace hermosa la existencia, sino que nos lo ofrece todo para tener una vida bienaventurada y feliz, siendo mensajeros de su paz y testigos de su amor, desechando todo lo que pueda apartarnos de Él y del Reino.