Aunque enfrentemos desafíos y momentos de cansancio, escuchamos el llamado de Jesús que nos anima a levantarnos y seguir adelante con renovado ánimo y confianza.
Conscientes del inmenso amor que hemos recibido, nos sentimos impulsados a compartir, como María Santísima, la alegría del Evangelio con todos los que encontramos en nuestro camino, llevando luz y esperanza.