En la tercera semana del tiempo Pascual, hemos experimentado con intensidad la ofrenda de Jesús como “el pan vivo bajado del cielo”. Lo que ha deseado para nosotros desde la eternidad, que tengamos vida en abundancia, que creamos en Él y permanezcamos en su amor.
Que el don de la fe nos sea dado y fortalecido esta semana de manera muy especial, para mirar con los ojos de Cristo y ser fieles a su mandato de amor.