Esta semana nos abraza el amor infinito de Dios por nosotros, amor que se abrió paso al mundo a través del SÍ de María Santísima y que se consuma en la cruz de la salvación. Su acto de amor nos recuerda que Él es más grande que nuestros problemas y que si estamos dispuestos a nacer de nuevo, entonces alcanzaremos la gracia de contemplar su rostro por toda la eternidad.