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Ser vicario en el mundo de la educación católica, ha sido un regalo para el Padre Andrés Moro Vargas, quien deja este servicio que le fue encomendado por la Iglesia de Santiago en 2017. “Agradezco profundamente la acogida, cariño y aprendizaje en estos años, me voy con mucha más sabiduría adquirida gracias al contacto con las personas”. 

Durante su período de vicario, han sido varios los desafíos que surgieron para la educación católica, particularmente, el implementar aspectos normativos. “En el periodo anterior al mío, cuando estaba el Padre Tomás Scherz, se generaron muchas de las leyes que rigen actualmente la educación en nuestro país. Posteriormente, tuvimos que implementar elementos y adecuarnos a códigos educacionales lo que implicó dar, desde la identidad católica, una mirada propositiva para evangelizar en el mundo de la educación”.

¿Cuál fue la propuesta de la educación católica? 
Lo central es el Modelo de Escuela Católica, que quiere ser, un referente para que las comunidades desarrollen su propio proyecto educativo institucional, pero también para relacionarse con todos los estamentos de la escuela, por ello la Vicaría ha ido trabajando la alianza escuela familia, una escuela en pastoral, el vínculo colegio parroquia y el acompañamiento espiritual, especialmente en los años de pandemia.

En educación superior el desafío más grande ha sido considerar una mirada nueva, viviendo un contexto muy distinto a lo que fue la pastoral universitaria, y en cuanto a los profesores de religión nos hemos planteado cómo acompañar a los docentes en su formación. Nos sentimos muy orgullosos de haber sido parte colaboradora de la nueva EREC, que queremos que sea un tremendo aporte para todos los niños y las niñas. 


¿Qué nuevos desafíos identifica para Vicaría?
En 2024, la Vicaría para la Educación cumple 50 años y ahora vive un proceso fuerte de cambio al pasar a ser una delegación episcopal, lo que también puede ser una oportunidad de nuevos proyectos y miradas, por tanto, el sentido más profundo de esta pasión por evangelizar se mantiene, con ese entusiasmo para servir a todas las comunidades educativas. 

¿Qué mensaje entregaría a las comunidades y centros educativos?
Que siempre sean una comunidad viva, abierta, inclusiva y evangelizadora, por eso es tan importante que siga fortaleciéndose en el vínculo escuela parroquia, porque no somos la única instancia en los territorios y las parroquias junto con las escuelas nos permiten evangelizar a muchos. 
En educación superior es importante siempre tener a la persona en el centro, no caer en la competitividad que muchas veces destruye.
Me voy con la paz de haber invitado a tantos laicos y laicas a vivir esta vida evangelizadora, porque junto con el vicario hay un trabajo colaborativo que fue siempre sinodal. Sigo feliz de servir en esta Iglesia de Santiago.