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Queridos hermanos:
Me alegra mucho poder dirigirles un saludo fraterno a todos los integrantes de nuestras comunidades educativas como también a todos los estudiantes, apoderados, profesores y asistentes para la educación de los demás colegios de Santiago.
Este año del Señor 2010, año del Bicentenario de nuestra patria, está marcado por una profunda acción de gracias al Señor por la tarea educativa con que la Iglesia ha podido servir en la construcción de nuestra sociedad. Tendremos un momento de especial gratitud para las congregaciones religiosas que han entregado su testimonio de caridad en estas lejanas tierras.
Pero la gratitud nos mueve a un  nuevo compromiso educativo en fidelidad a los proyectos educativos de nuestras comunidades en los que habita Cristo como Maestro y Vida nuestra.
Con entusiasmo nuestras comunidades educativas se han puesto en estado de misión y hemos dado pasos para poner cada vez más al centro la Palabra de Dios y la lectio divina. Si descuidar esto, este año el itinerario pondrá un énfasis especial en la renovación de nuestra participación en la celebración de la eucaristía, en la línea del Concilio Vaticano II, que nos pedía que en la liturgia: los fieles participen en ella consciente, activa y fructuosamente (CONSTITUCIÓN SACROSANCTUM CONCILIUM SOBRE LA SAGRADA LITURGIA, 11). Tenemos aquí todo un camino que profundizar. A nosotros nos corresponde redescubrir el valor de la eucaristía, en todas sus dimensiones pedagógicas y comunitarias, para la fe y para la vida. Y esto implica no sólo el esmero de una prolija celebración, sino en educar hacia una vida eucarística, donde se despliegan de manera vital las ricas dimensiones del misterio eucarístico, entre otras: el encuentro personal con Cristo resucitado, la comunión con su Palabra de verdad y con su Cuerpo de vida eterna; el encuentro con el Cuerpo de la Iglesia y su envío misionero; la gracia de ser pan de vida y solidaridad para los demás. Siendo fundamentalmente acción de gracias, la eucaristía nos configura interiormente el criterio determinante de la gratuidad, del servicio y de la comunión con los demás, y esto es un aporte fundamental para nuestra convivencia como país de hermanos y no de individualidades.
Chile, una mesa para todos, así reza el lema de este año pastoral. La mesa de la educación es prioritaria para la construcción de una sociedad justa y participativa. Queremos despertar a este compromiso fundamental como protagonistas esenciales. Por eso nos empeñamos en crecer en nuestra formación permanente a través de cursos y seminarios de actualización. Agradecemos la generosa colaboración de la PUC para nuestros profesores de religión, como también nos alegra haber editado el manual de didáctica para la religión.
En la Virgen María, Madre de Dios y madre nuestra, se adelanta el plan de Dios que queremos vivir, ella es una mujer eucarística . Por esto también este año habrá un acento pastoral en la presencia de la Virgen peregrina. Para nosotros es una fuente de alegría y fortaleza, sabernos acompañados por esta madre en nuestra tarea educativa, que primero es de ella. Confiamos en su tierna y sabia conducción y en su poderosa protección, para realizar con fidelidad de discípulos misioneros nuestra misión encomendada.
A todos mi bendición de pastor y el recuerdo permanente en la oración.