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Si hay algo que caracterizó al Papa Juan Pablo II fue su fe profunda y radical, su encuentro personal con Cristo, siendo uno de los frutos más significativos de éste su mirada esperanzadora de la persona humana, creatura excelsa de la creación divina en la tierra.
Karol Wojtyla, en su libro Amor y Responsabilidad, nos invita a adentrarnos en el misterio más profundo del ser humano que es su capacidad de amar, de darse al otro a través de un encuentro verdadero que está inscrito en la naturaleza misma de su ser persona y que constituye su vocación y condición de felicidad.
Comienza su libro refiriéndose  al sujeto del amor que somos las personas “el ser humano no es solo un individuo de la especie sino que es una persona, hay algo más…”  Destaca la diferencia del hombre al animal en, justamente, lo más propio del hombre que es su vida interior y su espiritualidad.
Gracias a esta espiritualidad e interioridad el hombre está llamado a la comunicación y al don de sí. Esta mirada desde la persona es la que en el libro constantemente se refiere al decir que el amor es lo opuesto a la instrumentalización del otro como medio o instrumento de nuestra propia acción. El amor es la afirmación de la existencia y la plenitud del otro.
“La capacidad de amar de un hombre, depende de su disposición y voluntad para alcanzar un bien en conjunto con otras personas, y de subordinarse a sí mismo a ese bien por los demás, o de subordinarse a los demás por el logro de ese bien”
El autor se adentra en el misterio del amor paseándose por el amor de concupiscencia y benevolencia y que justamente en la unión de estos dos es donde reside la riqueza particular del amor conyugal y el desafío que este nos implica. Nos presenta el impulso y la urgencia sexual en el hombre como un hecho que debemos reconocer y recibir con gratitud como fuente de energía natural, y nos plantea que nuestro desafío es poner esta urgencia al servicio de un amor verdadero y genuino.
Pienso que el gran aporte de este libro es que Juan Pablo II nos presenta los referentes del amor humano, no a partir de un discurso abstracto sino haciéndonos leer, escuchar y obedecer nuestra propia naturaleza humana corporal y sexuada, es decir, nos invita a seguir las huellas del camino a la felicidad humana que es el amor y el don de sí.