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Este año, con motivo de la celebración del Apóstol Santiago, patrono de nuestra arquidiócesis, se reconoció a distintas personas que se han destacado por contribuir a tejer la historia de evangelización en nuestra ciudad. María Inés Vial, ex directora ejecutiva de Fundación Brazos Abiertos y Florencia Vargas, apoderada del colegio de los Sagrados Corazones del Arzobispado  recibieron la cruz del apóstol Santiago.

María Inés Vial, educadora de párvulos,  estuvo 15 años dirigiendo la Fundación Brazos Abiertos, institución instituida por el Arzobispado de Santiago, encargada de crear y administrar jardines infantiles y salas cuna, para servir a  familias de escasos recursos y en vulnerabilidad social.

En un inicio la fundación contaba con poco personal, en ese entonces habían unos   600 niños a diferencia de hoy día que la fundación acoge a más de mil , comenta María Inés. “Estos años en la fundación han sido una tremenda oportunidad de hacer algo por la sociedad porque lo que no se estimula en los niños en los primeros 6 años de vida no tiene una segunda oportunidad. Para mí ha sido una posibilidad de entregar herramientas a los niños para romper su círculo de pobreza y así puedan salir adelante traspasando valores y sembrando la semilla de la fe”. 

El reconocimiento a su labor en la formación de niños y niñas es una alegría que recibió con sorpresa  y gratitud. “Fue una sorpresa muy linda porque se reconoce lo que has dado por la iglesia, lo recibo con mucho honor”, dice María Inés. 

Al cerrar su etapa en la fundación Brazos Abiertos su anhelo es “que sigan educando en la fe a tantos niños y niñas para que sean personas íntegras”. 

El vínculo de la señora Florencia Vargas con la comunidad educativa de Los Sagrados Corazones se remonta a 1980, año en que sus hijos ingresaron al colegio. “Yo buscaba un colegio con valores” , recuerda de aqulla època.

Además de apoderada Florencia ha sido catequista y ministra de la comunión. Con su marido, ya fallecido participaron siempre con mucho compromiso. Lo que más agradece del  colegio es “la posibilidad de desarrollar un servicio”, como las visitas que organizaban desde junto a otros apoderados a un hogar que acogía a mujeres víctimas de violencia, el acompañamiento a un centro de mujeres drogadictas y al hospital psiquiátrico.  

“Cuando llegué al colegio no había una pastoral muy desarrollada, pero a lo largo de los años se fueron desarrollando múltiples actividades pastorales en que participamos como apoderados. Actualmente hago catequesis para los papás y  también participo  de un grupo eme encuentro de mamás en el espíritu. La condecoración de la cruz Apóstol Santiago, recibida en la Catedral Metropolitana fue inesperada. “Fue una bendición y un reconocimiento que también es para muchas personas que han estado trabajando en el colegio por muchoas años”. 

La entrega la Cruz del Apóstol Santiago es realizada por el Arzobispado de Santiago y dirigida a laicos, sacerdotes y consagrados, que destacan por vivir el Evangelio, dando testimonio de amor a Jesús y la Iglesia a través de sus valiosos servicios pastorales, de evangelización, promoción humana, educación católica, caridad.