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Repensar la Educación del Futuro

Miércoles 26 de Agosto, 2020
Fabiola Zambra, Secretaria Ejecutiva de la Vicaría para la Educación reflexiona sobre las interrogantes que surgen a partir de la priorización curricular para enfrentar la pandemia

Esta pandemia nos ha hecho repensar, ponderar y revalorar muchas cosas. Así como echamos de menos el contacto y la cercanía con otros, hemos buscado y experimentado nuevas formas para expresar nuestras emociones y estar juntos desde la distancia en momentos tristes, dolorosos o alegres. Cuando volvamos a encontrarnos presencialmente, sabemos que muchas de nuestras conductas cotidianas van a cambiar. Como se ha dicho, algunas de estas nuevas formas de relación llegaron para quedarse. Tal vez sigamos teniendo reuniones virtuales y lo presencial deberá estar muy justificado como, por ejemplo, alguna celebración significativa en nuestro espacio familiar o laboral, con mascarilla y sin abrazos.

Esto nos hace repensar la educación del futuro, dada la priorización curricular que, siendo para enfrentar la emergencia, nos señala cuestionamientos importantes. El primero se refiere a la cantidad de contenidos que el sistema educacional ha determinado que se debe aprender. La priorización curricular en todos los niveles de enseñanza y respecto de todas las materias ha puesto en relevancia que no todos los objetivos de aprendizaje se ponderan de la misma manera. Hay algunos que son claves y prioritarios, y otros pueden ser más o menos prescindibles o complementarios. Es así que, en matemáticas, por ejemplo, para 1° básico, de 20 objetivos de aprendizaje se priorizaron sólo cuatro como imprescindibles. Desde aquí, entonces, nos preguntamos acerca de la cantidad de contenidos que los estudiantes deban aprender en su proceso formal de educación. Tal vez no son pocos, tal vez no son tantos ¿Qué es lo mínimo que realmente podemos procurar bien, como efecto dominó, para cumplir con el propósito de una educación integral?

La segunda interrogante tiene que ver con la integración de saberes y el trabajo colaborativo entre distintas disciplinas. La pandemia en el sistema educacional nos ha permitido profundizar en una metodología de trabajo que veníamos trabajando desde hace algún tiempo, con el nombre de trabajo colaborativo, aprendizaje basado en proyectos y otros similares. Hoy, la experiencia de muchos profesores que se han reinventado en este tiempo ha puesto en evidencia que un mismo objetivo de aprendizaje puede abordarse desde distintas asignaturas a la vez, potenciando de esta manera la comprensión y la síntesis en cada estudiante desde la práctica pedagógica.

Por último, la tercera pregunta tiene que ver con la relevancia que se le ha dado al ámbito de las emociones y la espiritualidad. Los protocolos del MINEDUC, on line o presencial, en estos tiempos de pandemia solicitan que el día de trabajo se inicie abordando el estado emocional de niños, niñas y educadores, proporcionando contención y sentido a lo que estamos viviendo. Se reclama más que nunca la posibilidad del desarrollo espiritual donde encontrar ese sentido y hacernos la pregunta fundamental sobre Dios.

UNESCO, hace varios años, planteaba que los objetivos fundamentales del proceso educativo debían responder a cuatro pilares: aprender a ser, aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a convivir. Antes de la pandemia, con un sistema sobre exigido por el currículum vigente y tantas otras mediciones, parece que estábamos más concentrados en aprender a conocer. Hoy día se nos han puesto de relieve estas otras dimensiones y pareciera que vamos encontrando maneras creativas de implementarla e integrarlas, así como también a centrarnos en lo fundamental. 

Fabiola Zambra
Secretaria Ejecutiva
Vicaría para la Educación

 

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