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Tiempos Educativos y Tiempos Tecnológicos, la nueva Convergencia

Miércoles 19 de Agosto, 2020
Esta semana nuestra reflexión como Vicaría se refiere al desafío de buscar nuevos caminos de convergencia entre lo presencial y lo virtual, en tanto experiencias de aprendizaje.

Este año, el tiempo educativo de la escuela y de la educación superior coincide y es absorbido abruptamente por los tiempos tecnológicos. Es un fenómeno inédito que nos exige buscar nuevos caminos de convergencia entre lo presencial y lo virtual, en tanto experiencias de aprendizaje.

Resulta profético que el Papa Francisco, en su promoción del Pacto Educativo Global, dedicara un apartado a este tema: “El uso y la gestión de estos mundos digitales plantean enormes desafíos a la tarea educativa (…) si bien la educación requiere un movimiento constante de crecimiento y, por lo tanto, de cambio, «la velocidad que las acciones humanas le imponen hoy contrasta con la natural lentitud de la evolución biológica» (LS 18)” (Instrumentum laboris, 2019 p. 7). 

Se plantea de plano una divergencia central: la velocidad, el ritmo y las modalidades operativas de los mundos digitales, parecen contrastar con la dinámica implicada en la educación. Lo anterior se comprende mejor si se piensa en el proceso de crecimiento no solo físico-biológico de niños, niñas y jóvenes, sino también emocional, afectivo, espiritual y cultural. Se trata de procesos con tiempos no predecibles y que suponen un ritmo específico y una cierta lentitud.

En el mejor de los escenarios las comunidades educativas se están encontrando vía pantalla. Sin embargo, cabe preguntarse ¿el proceso educativo es simplemente remplazado por estas iniciativas? ¿podríamos seguir así, porque, de un modo u otro, se garantiza una cierta cobertura curricular e incluso la realización de iniciativas pastorales y formativas? 

La experiencia del encuentro en la sala de clase permite un conocimiento e interacción más fluidos entre estudiantes y docentes. El acto de escucharse mutuamente cobra mucho significado de apoyo educativo cuando es vivido desde el encuentro presencial. Lo mismo ocurre con la posibilidad de hacer trabajos grupales o simplemente compartir y jugar en un recreo. 

Ahora, reconociendo las oportunidades de las herramientas tecnológicas, la educación pospandemia nos presenta el desafío de hacer el camino contrario: que los tiempos educativos determinen el ritmo de los tiempos tecnológico.  En esta coyuntura, nos damos cuenta de que lo importante no es tanto el medio tecnológico, sino más bien la conciencia de lo que está implicado en el fenómeno educativo. Esto requiere el desarrollo de una nueva habilidad para lograr la convergencia entre tiempos educativos y tiempos tecnológicos. 

De este modo el tiempo educativo podrá seguir siendo un kairós, es decir, un tiempo de Dios, un tiempo oportuno, una ocasión de vida plena, cuando, gracias al encuentro vivo entre estudiantes y adultos, se vislumbran estas múltiples relaciones de carácter afectivo, cultural, cognitivo y espiritual que constituyen el tejido de la realidad. Los medios cambian, pero el propósito de humanización se mantiene y de este modo nos lo recuerda el Papa Francisco: “La educación necesaria hoy es una educación que no sólo no tiene miedo de la complejidad de la realidad, sino que se esfuerza por capacitar a todos aquellos a quienes se dirige para que puedan vivir esta complejidad y humanizarla” (id.  p.8). 

Carmelo Galioto A.
Profesional del Área de Incidencia y Estudios
Vicaría para la Educación.

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