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Hace 20 años ya, San Juan Pablo II motivaba a los jóvenes de entonces a ser los “centinelas de la mañana”.  La expectativa y emoción de la entrada al nuevo milenio hizo que estas palabras quedarán marcadas en muchos de nosotros. En aquel Jubileo nos preguntamos ¿qué nos quiso decir el Papa?. El Cardenal Carlo María Martini, escribió una explicación, destacando que los jóvenes se deben presentar alegres, reflexivos, deseosos de oración, sentido y amistad verdadera.

Ha pasado mucho tiempo y cabe preguntarse si toda esa generación, de los que crecimos con San Juan Pablo II, fuimos capaces de ser esos centinelas que él nos desafió a ser, si hemos estado a la altura de tal desafío. Es una pregunta necesaria que nos implica a los adultos hacer un examen de conciencia sobre nuestro rol en la historia y responsabilidad con la generación joven de hoy.  Porque se trata de una invitación que sigue presente y tan viva como antes, especialmente por ser testigos de cómo la llamada del Señor se hace fuerte en los jóvenes, quienes nos enseñan a ver un mundo que puede ser mejor, semilla del reino que Jesús nos regala como su Buena Nueva.

Si el cambio de milenio nos desafió a ejercer un protagonismo esperanzador, hoy, con esta crisis que vivimos, compleja y global, los jóvenes buscan tomar la consigna de liderar procesos transformadores. Estos nuevos centinelas tienen el mismo deseo que los jóvenes de antes de conocer a Cristo con su verdadero rostro. En ellos, el sentido comunitario cobra fuerza renovadora, la palabra solidaridad brota como manantial y piden que los adultos seamos un testimonio honesto y coherente que les ayude en su formación. 

Los jóvenes de hoy apuestan por un cambio en la sociedad, del cual quieren ser protagonistas y no meros espectadores. Y muchos comprenden que para liderar deben ser formados íntegramente junto a otros.  El Papa Francisco, entendiendo este deseo de los jóvenes, también les dice: “Si un líder quiere ser líder él solo, es un tirano. O sea, el verdadero liderazgo es fecundo y cada uno de ustedes tiene la semilla del liderazgo adentro. Háganla crecer. Sean líderes en lo que les toca ser líderes. Líderes de pensamiento, líderes de acción, líderes de alegría, líderes de esperanza, líderes de construcción de un mundo mejor”.

Como Iglesia mantenemos siempre la disposición a aprender de ellos a ver la realidad con ojos nuevos y confirmamos la misión de acompañarles en esta formación, para que desarrollen sus habilidades desde el encuentro genuino con Cristo, de modo que en el aporte que hagan a la sociedad siempre prevalezcan los valores humanos que Jesús propuso en su Evangelio.

Cada año cerca de 100 jóvenes de distintos colegios católicos de Santiago, acogen este llamado que les hace el Señor, a través de la “Escuela de líderes” organizada por la Vicaría para la Educación. Jóvenes únicos, con sueños y esperanzas, con dolores y con mucha alegría, inquietos y motivados. Jóvenes que nos interpelan y desafían a sacar lo mejor de nosotros, que nos presentan esa cara bondadosa de Dios que nos animan y nos renuevan en esta tarea de formar a los nuevos centinelas de la mañana. 
 

Alberto Vásquez Ayala
Director del Área Pastoral Educativa
Vicaría para la Educación