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¡Paren el mundo que me quiero desconectar! Trabajadores de la VED por el derecho a la desconexión

Miércoles 08 de Julio, 2020
En este artículo ofrecemos una mirada a la necesidad de aprender a desconectarnos, tanto para un descanso necesario y legítimo, como para reconectarnos especialmente con lo esencial de lo humano.

La tecnología ha sido de gran ayuda para mantener la conexión que necesitamos producto del trabajo y de los vínculos familiares y sociales. Aún estamos aprendiendo sobre la marcha, identificando sus ventajas, limitaciones y echando de menos algunos aspectos exclusivos de las relaciones presenciales. 

El confinamiento ha modificado nuestra rutina de trabajo y, por ende, de descanso. Por eso, en este ejercicio de aprender a usar las nuevas herramientas de conexión, sentimos la necesidad también de aprender a desconectarnos, tanto para un descanso necesario y legítimo, como para reconectarnos especialmente con lo esencial de lo humano.

Como Vicaría para la Educación, hemos hecho esta reflexión a partir de las dinámicas que observamos en el teletrabajo. Comprendemos que la desconexión es también un derecho, y que su ejercicio no depende solo de la iniciativa personal, en términos de autorregulación o autocuidado, sino que también debe ser fruto de un acuerdo institucional, por el cuidado y respeto que nos debemos mutuamente.

Es por eso que, independiente de las estrategias que desarrolle cada persona para su descanso según sus posibilidades, hemos promovido e implementado con nuestros equipos el tiempo de la desconexión. Esto pasa sencillamente por respetar los feriados y horarios para hacer las pausas, en lo posible sin pantallas o dándoles otro uso que no sea laboral. Sin muchas expectativas y dejando que el ocio active lo que tenga que activar.
 
Parece obvio, pero no lo es tanto si implica una reflexión colectiva que resuelve institucionalizar el autocuidado como clara señal de que el cariño comienza por casa. Por eso acordamos no tener una conexión mediada por la tecnología y la agenda de trabajo durante esta pausa y, al mismo tiempo, ver en ella una oportunidad para que, en este contexto de distanciamiento, renovemos aquella conexión humana de un genuino deseo de bienestar para cada uno, para los otros y para el “nosotros”. 

Sabemos que no es fácil, sobre todo en contextos donde las exigencias cotidianas apremian y asfixian. Por eso es fundamental el acuerdo comunitario, de toda la red de cuidado. Ese “nosotros” que representa nuestro equipo de trabajo, también puede ser nuestra familia, nuestro colegio, nuestro vecindario. No se trata, por tanto, de perder el vínculo, sino de tomar aire para fortalecerlo.

"Renovemos la pasión por educar"
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