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Priorización curricular, la crisis como fuente de aprendizaje integral

Viernes 26 de Junio, 2020
Lo que resolvamos hoy respecto de cuáles son los aprendizajes esenciales marcará profundamente las prioridades, tanto de las planificaciones docentes y experiencias de aprendizaje, así como del mundo que nos decidamos a tejer con las nuevas generaciones

Uno de los grandes retos que vive la escuela hoy y todo el sistema educativo dice relación con la priorización curricular. El Estado ya ha formulado su propuesta y por redes sociales llueven diferentes espacios y recursos para el buen abordaje de este proceso. Sobre esta marcha necesitamos volver responsablemente a la reflexión respecto del sentido de tener un planteamiento curricular único, para saber priorizar sin perder de vista el horizonte formativo que, como sociedad, hemos convenido (ver LGE. Art. 2).

El currículum es una construcción sociocultural. Una parte importante se constituye de planes y programas como estructura sobre la cual se formulan los saberes que estimamos necesarios para el tipo de ciudadano y de sociedad que queremos formar.  De este modo, el ejercicio de reflexionar y priorizar nos sitúa no sólo frente a la necesidad de “salvar el año escolar”, sino que también de repensar la educación en su conjunto de cara al mundo que emergerá después de la pandemia y de las otras crisis que nos golpean en este tiempo.

 A partir del criterio de flexibilidad, muy necesario para enfrentar esta crisis, necesitamos establecer ciertos mínimos para que el ejercicio de priorizar no sea leído como recortar contenidos, juntar asignaturas o “sálvese quien pueda”. Una pregunta fundamental en este sentido es ¿de dónde vienen los aprendizajes? No sólo son fruto de interacciones en el contexto del aula, sino que también afloran en toda relación educativa capaz de mediar este proceso en la vida cotidiana. Por eso no podemos educar como si nada de esto hubiera pasado, lo cual implica comprender esta crisis como una fuente de aprendizaje contextualizado.

Lo que resolvamos hoy respecto de cuáles son los aprendizajes esenciales marcará profundamente las prioridades, tanto de las planificaciones docentes y experiencias de aprendizaje, así como del mundo que nos decidamos a tejer con las nuevas generaciones. Por eso la priorización nos centrará la mirada en la persona de cada estudiante, con todas sus dimensiones, quien, por justicia y ética, tiene derecho a una educación integral, independiente de las circunstancias históricas que nos afecten. Sabemos que no es fácil y que, de parte de los educadores, esto requiere el desarrollo de una virtuosa combinación entre profesión, vocación y pasión. 

Como sociedad saldremos heridos por sufrimientos y duelos, frustrados por no poder hacer todo lo que estaba planeado, agobiados por el exceso de trabajo y fuertes dosis de incomprensión. Pero ningún educador ha llegado a serlo sin haber sufrido. Hemos aprendido de nuestras heridas y aquí estamos de nuevo poniendo el hombro por el bien de otros. Estamos viviendo más que nunca la pasión por educar. No escondamos eso. No privemos a los estudiantes nuestros ojos cansados. Lo poco que podamos hacer, aquello que es humanamente posible, hagámoslo bien y que ellos lo vean para que también se sepan cómplices en esta ruda travesía. Si todos juntos podemos arreglar la carga en el camino, imagínese las habilidades y aprendizajes que nos regalará esta parte dramática de la historia. 

Sandra Urrutia
Directora Ejecutiva
Fundación Educacional
Sociedad de Escuelas Católicas Santo Tomás de Aquino

Marcelo Neira
Director de Incidencia y Estudios
Vicaría para la Educación

"Renovemos la pasión por educar"
Cienfuegos #51 Santiago de Chile
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