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Educación para un nuevo despertar

Jueves 11 de Junio, 2020
Esta semana reflexionamos en torno a la necesidad de una educación que ayude a formar personas capaces de contemplar, de crear con otros, de desarrollar la bondad.

Mucho se ha hablado de que las crisis representan oportunidades, lo cual depende tanto de las circunstancias como de las herramientas y disposición que las persona y comunidades tienen para hacer frente a la adversidad. Hoy nos vemos muy exigidos por resolver necesidades fundamentales y al mismo tiempo confirmamos que este empeño será fructífero si se realiza junto con otros, en solidaridad y en un sentido real de trabajo colaborativo.

Urge en este momento una conciencia más comunitaria en nuestras decisiones, considerar a las demás personas, porque todos cuentan. Esto requiere trabajo, pero también apreciar lo que se ha logrado: muchos colegios han sabido mantener el vínculo con las familias; hay barrios que se organizan para responder a necesidades locales; se despliega ayuda gratuita por muchas partes; incluso el mismo acto de cumplir la cuarentena es trascendente cuando se lee desde la corresponsabilidad. El desafío es mantener vivo estos gestos más allá de la pandemia para trazar las coordenadas de una nueva cultura.

Quienes tenemos la hermosa tarea de educar acogemos hoy la misión de crear las condiciones propicias para este nuevo despertar. La educación sigue siendo primordial y aunque el segundo semestre se vea disminuido en cantidad de horas, no podemos perder de vista el horizonte. Es cierto, necesitamos una educación para salir de la crisis, pero, sobre todo, una que nos ayude a configurar nuevas relaciones entre las personas y con el medio ambiente. No es sostenible una educación que habilite a los estudiantes sólo para perpetuar la lógica del mercado. Necesitamos estudiantes y ciudadanos capaces de contemplar, de crear con otros, de desarrollar la bondad y la paz como principales perfiles de egreso y competencia profesional.

Por esta búsqueda mantenemos viva la invitación de buscar en el Evangelio de Jesús las claves para este nuevo despertar. No se trata de proselitismo ni catequesis, sino de sacar este bello patrimonio de los meros límites de una tradición religiosa para mostrarlo como un ejemplo que es también modelo de humanidad para creyentes y no creyentes. Una escuela de pedagogía fraterna, liberadora y compasiva.

La iglesia ha advertido el golpe de esta realidad cambiante como un elocuente signo de los tiempos. Por eso, en estos días ha concluido un proceso de reflexión con muchos profesores de religión del país para proponer al sistema educativo y a la sociedad entera, una nueva clase de religión. Algo, tal vez, providencial, que centra su propuesta educativa en la totalidad de la persona humana, con toda su diversidad de saberes y culturas, como servicio honesto a las escuelas del país y aporte a una formación verdaderamente integradora y vital.

 

Luis Zúñiga C.
Director del Área de Profesores de Religión

Marcelo Neira D.
Director de Incidencia y Estudios

"Renovemos la pasión por educar"
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