Nuevos pasos hacia una formación integral del profesor de religión

El día jueves 30 de noviembre se realizó la ceremonia de certificación de los 12 profesores de religión que aprobaron el Diplomado en PsicoEspiritualidad ofrecido por el Centro de Espiritualidad Ignaciana en conjunto con la Vicaría para la Educación.

La ceremonia se desarrolló, primeramente en torno a la Eucaristía presidida por el P. Juan Díaz y luego en torno a una torta en el patio de la Casa Loyola.

En la fiesta de San Andrés Apóstol, el P. Juan destacó dos elementos de la lectura bíblica que hicieron eco a los profesores. En primer lugar, Jesús envía a sus apóstoles de a dos, queriendo significar que la fe tiene una dimensión comunitaria. Ser cristiano por lo tanto no consiste en una creencia aislada de los demás. La fe se comparte y crea lazos de fraternidad. Algo de esta dimensión se ha podido reflejar en lo que han vivido los profesores en este diplomado.

Y en segundo lugar, destacó el llamado que Jesús hace a sus apóstoles para seguirlo a Él. Es un llamado para vivir intensamente el amor del Padre al modo de Jesucristo. Es un privilegio y al mismo tiempo un desafío y una tarea, ya que esto no es para uno mismo sino que para amar más contribuyendo al bienestar de los demás.

Posteriormente, la Hna. Katie invitó a los asistentes a compartir una torta y a conversar acerca de la experiencia vivida este año. Unánimemente, los profesores expresaron su alegría y agradecimiento por tanto bien recibido. Si bien los profesores quedaron de escribir su testimonio y enviarlo a la Vicaría algunos hicieron un adelanto de sus conclusiones.

La experiencia fue ocasión para reconciliarse consigo mismo y reconocer a Dios en las pequeñas cosas, generando una nueva disposición que hasta los hijos en la casa se encargaron de reflejarlo, expresó una profesora.

Mirar la realidad con nuevos lentes, más fortalecida y viviendo la vida con más pausa, luego de un año difícil, fue el testimonio de una profesora que casi deja el programa.

Otra profesora destacó que su gran aprendizaje fue la escucha. También fue reiterativa la idea de que muchos cursos que se ofrecen no son capaces de llenar el interior y por esto el tema de la espiritualidad los convenció de participar. Aprender a mirarse incluso aquellos rincones del alma que no se quiere ver pero que es necesario asumir para crecer y madurar es otro aprendizaje relevante.

Al mismo tiempo que agradecieron a la Vicaría la preocupación por una formación integral de los profesores de religión expresaron su deseo de continuar vinculados. Se tomaron en serio las palabras del P. Juan quien decía que la fe se vive en procesos de acompañamiento y discernimiento comunitario, que decidieron continuar reuniéndose a partir de abril del próximo año. La Hna. Katie ofreció la ayuda del CEI y de un espacio.

Nosotros nos alegramos que los profesores asuman este desafío comunitario y vemos en esto una iniciativa de autonomía y colaboración. Muchos cursos acentúan una dimensión más profesional y centrada en estándares de desempeño, pero la Vicaría entiende la formación de los profesores, así como la de los estudiantes como un desarrollo integral. Sin el cultivo de la espiritualidad lo humano queda circunscrito a la eficiencia y la eficacia. Lo humano es mucho más que esto y los profesores de este Diplomado se han atrevido a dar más pasos.