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Los pueblos indígenas y el Papa Francisco

22 de Septiembre, 2017

El Papa, en el año 2016, tuvo un encuentro particular con la comunidad indígena en Chiapas, México. Junto con valorar su sabiduría, denuncia la exclusión a la que han sido sometidos. En otras visitas, su mensaje invita a promover una cultura del encuentro y a los educadores, en particular, a formar la conciencia ecológica como herencia acuñada por estos pueblos.

De todas las visitas que el Papa Francisco ha realizado a América, en una oportunidad celebró la eucaristía con las comunidades indígenas de Chiapas, en México (2016). El Estado de Chiapas se encuentra al suroeste del país azteca y cuenta con una población aproximada de 5,3 millones de habitantes. En su historia reciente se puede recordar el levantamiento zapatista encabezado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en contra del abuso del pueblo indígena y de las comunidades rurales.

En su encuentro con los indígenas recuerda un trozo del Popol Vuh que sintetiza los anhelos de una vida en libertad, sin opresión. El Papa valora esta sabiduría ya que “en la memoria de muchos de nuestros pueblos está inscrito el anhelo de una tierra, de un tiempo donde la desvalorización sea superada por la fraternidad, la injusticia sea vencida por la solidaridad y la violencia sea callada por la paz[1]”. En ellos capta también que Dios Padre camina junto a nuestros pueblos.

Hacia estos pueblos se dirige pidiendo perdón por ser excluidos de la sociedad: “muchas veces, de modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, sus culturas y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, ¡perdón, hermanos! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita[2]”.

La voz del Papa resuena en cada una de las comunidades indígenas de América que experimentan la exclusión en las sociedades donde se encuentran. Esta situación genera más pobreza e injusticia en las comunidades. Para Francisco no basta la denuncia, sino que también ofrece pistas para hacer que las sociedades sean más inclusivas. En su visita a Paraguay (2015), país donde los misioneros jesuitas lograron vivir en armonía con los guaraníes, encontramos un mensaje que apunta a dar orientaciones para la construcción una sociedad más inclusiva.

A los representantes de la sociedad civil les señaló que “un aspecto fundamental para promover a los pobres está en el modo en que los vemos[3]”. Descartando la mirada ideológica que sirve a intereses políticos, propone “tener una verdadera preocupación por su persona (…) valorarlos en su bondad propia. Pero una valoración real exige estar dispuestos a aprender de los pobres, aprender de ellos. Los pobres tienen mucho que enseñarnos en humanidad, en bondad, en sacrificio, en solidaridad[4]”. En ello reconoce que los cristianos podemos ver el rostro de Cristo, “que se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza (cf. 2 Co 8,9)[5]”.

En esta misma oportunidad reconoció que el modelo económico debe estar en función del bien común de todos y no de unos pocos. Exhortó a los responsables de la sociedad a no ceder ante un modelo económico que hace del dinero un ídolo que sacrifica “vidas humanas en el altar del dinero y de la rentabilidad[6]”. Tomó como ejemplo el modelo de las Reducciones del Paraguay, como una de las experiencias de evangelización y organización social más interesantes de la historia. Su ejemplo sirve para demostrar que cuando se ama al ser humano y se le sirve, “es posible crear las condiciones para que todos tengan acceso a los bienes necesarios, sin que nadie sea descartado[7]”.

En la idea de no descartar a nadie incluye al individuo como a su cultura. Invita a mirar que junto con la cultura ilustrada, también existe la de los pueblos originarios, de las diversas etnias. De ellas también nos llama a aprender.

Como se puede apreciar para Francisco es relevante el poder visibilizar al otro para poder generar una cultura del encuentro. Para ello cobra mucha relevancia la educación. Justamente, en su viaje a Quito, Ecuador (2015) tuvo un encuentro con educadores a quienes les compartió una enseñanza del Génesis. Junto con el don de la Tierra a la que se dedica a cultivar, el ser humano recibe el mandato de cuidarla. Con voz fuerte proclama que “no podemos seguir dándole la espalda a nuestra realidad, a nuestros hermanos, a nuestra madre la tierra. No nos es lícito ignorar lo que está sucediendo a nuestro alrededor como si determinadas situaciones no existiesen o no tuvieran nada que ver con nuestra realidad. No nos es lícito, más aún no es humano entrar en el juego de la cultura del descarte[8]”.

A los educadores los compromete a pensar en el tipo de cultura que desean heredar para las sucesivas generaciones. Les plantea interrogantes centradas en dos grandes cuestiones: “¿Para qué nos necesita esta tierra? Y ¿Dónde está tu hermano?[9]

Las respuestas implican reconocer que nadie debe ser descartado en la sociedad, sino que crear una cultura del encuentro y la inclusión. Por eso, volviendo sobre los indígenas de Chiapas, el Papa les dice “ustedes tienen mucho que enseñarnos, que enseñar a la humanidad. Sus pueblos, como han reconocido los obispos de América Latina, saben relacionarse armónicamente con la naturaleza, a la que respetan como “fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano” (Aparecida, 472)[10]”.

En resumen, el Papa reconoce el valor de la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas que componen nuestra geografía Americana y al mismo tiempo denuncia la exclusión a la que han sido sometidos. Sin embargo, podemos intentar comprender en otros encuentros, que el diagnóstico de la exclusión tiene origen en un sistema económico injusto que tiene por ídolo al dinero. Intenta dar pistas para promover una cultura del encuentro que haga retroceder la exclusión a la que son sometidos los pobres y los indígenas del continente. A esta tarea convoca a los educadores, haciéndolos responsables de formar la conciencia ecológica de los estudiantes y visibilizando a los pobres y los pueblos originarios.

 

Preguntas para la reflexión:

¿Qué valoro de los pueblos originarios de nuestro país?

¿Qué estoy dispuesto a aprender de los pueblos originarios?

¿Qué dificulta que los pueblos indígenas sean reconocidos e integrados plenamente en la sociedad?

¿Qué obstáculos pone Ud. para el reconocimiento e integración de los pueblos indígenas en nuestra sociedad?

 

Bibliografía

Francisco (2015a) Discurso en el encuentro con el mundo de la enseñanza. P. U. Católica de Quito, Ecuador el 7 de julio de 2015, recuperado en: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/july/documents/papa-francesco_20150707_ecuador-scuola-universita.html

Francisco (2015b) Discurso ante representantes de la sociedad civil en Asunción Paraguay. (11 de julio de 2015), recuperado en: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/july/documents/papa-francesco_20150711_paraguay-societa-civile.html

Francisco (2016) Homilía en la misa con las comunidades indígenas de Chiapas (15 de febrero de 2016) recuperado en: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2016/documents/papa-francesco_20160215_omelia-messico-chiapas.html



[1] Francisco (2016).

[2] Francisco (2016).

[3] Francisco (2015b).

[4] Francisco (2015b).

[5] Francisco (2015b).

[6] Francisco (2015b).

[7] Francisco (2015b).

[8] Francisco (2015a).

[9] Francisco (2015a).

[10] Francisco (2016).



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