Enriquecedor encuentro para dialogar sobre los jóvenes

El 10 de agosto de 2017 se reunieron en la Vicaría de la Zona Oeste un grupo de profesores de religión de distintas comunas que conforman dicha Zona Pastoral, con el fin de reflexionar sobre los jóvenes. De esta manera aportaron respondiendo diversas preguntas que está formulando la Iglesia como preparación al Sínodo sobre la Juventud a nivel mundial y en nuestra Arquidiócesis.

Respecto a la visión que tienen sobre los jóvenes, se mostraron distintas apreciaciones dado la heterogeneidad de la realidad juvenil. Por un lado destacaron su capacidad de soñar, sus deseos de aprender y realizarse como personas, formando algo coherente. También se les ve espontáneos, con deseos de libertad, diciendo lo que sienten, atrevidos a la hora de tomar decisiones. De igual modo se les aprecia distantes del mundo adulto porque no encuentran en ellos lo que necesitan. Muchos no quieren estudiar y lo hacen porque están obligados. Existen jóvenes que se expresan muy groseramente y no tienen modelos de calidad. En general son tecnológicos y se relacionan a través de las redes sociales. Necesitan ser escuchados y acompañados pero muchas veces no encuentran eso en su familia ni en sus profesores. No es raro encontrar jóvenes que viven mucha soledad. De ahí que se refugien en ídolos falsos, se encuentran enrabiados con un sistema que no los reconoce. Por eso se refugian en la droga, la violencia y el alcohol. Algunos incluso cargan armas de fuego.

En relación a su motivación, plantean los docentes que los mueve mucho la tecnología pero muy ligado a la entretención y no al aprendizaje. También los mueve el deporte, particularmente el fútbol y la posibilidad de vivir como algunos jugadores emblemáticos. Algunos están motivados por la música, el folklore y el arte y son capaces de hacer creaciones propias. Los mueve también el dinero y las cosas materiales.  Existen jóvenes, no obstante, que tienen sed de algo trascendente, especialmente los de religión evangélica. Buscan lo profundo. Por tanto, en general, se encuentra en el mundo juvenil una diversidad de motivaciones.

Los profesores estiman que los jóvenes son muy críticos frente a la mentira y la inconsecuencia. Creen en la verdad, en la importancia de hacer el bien y enfrentar lo que consideran malo, en la búsqueda de lo que es justo. Creen que los valores deben primar en la vida.

En relación a la persona de Jesucristo, se aprecia que en algunos jóvenes no resuena mucho. Algunos recurren a Jesús cuando tienen un problema, especialmente situaciones trágicas, experiencias de sufrimiento. Ahí se acuerdan que hay un Jesús que los escucha. Les llega mucho saber que Cristo también sufrió y lo hizo por nosotros.

Existen jóvenes para los cuales la fe religiosa no es relevante, pero para otros sí lo es. Hay jóvenes que se declaran anarquistas y creen en otros modelos para mejorar la sociedad. También existen sectores juveniles que creen en algo más allá de la vida, se formulan preguntas y buscan algo en qué creer. Se apoyan en sus amigos y creen en ellos. A través de la clase de religión al comienzo rechazan la fe en Dios, pero poco a poco algunos se abren a creer en algo más trascendente.

Las amistades que participan en la Iglesia les ayudan también a integrarse a ella. Lo mismo que agentes pastorales cercanos y acogedores. Pero hay obstáculos que alejan esa posibilidad y que están tanto dentro como fuera de la comunidad cristiana: los prejuicios de muchos, el ser poco carismáticos, el darle más importancia a lo doctrinal, a las normas y menos a las personas. También dificulta la frialdad católica que hace que ni se salude la gente en las liturgias o misas. Los jóvenes sienten que no se toman en cuenta sus necesidades. También ven mucha inconsecuencia en los católicos. Las redes sociales también son un obstáculo dada la crítica a la Iglesia que aparece en ellas.

Se preguntaron los docentes sobre cómo acompañan a los jóvenes. Destacaron La capacidad de escucharlos, también la necesidad de ser modelos coherentes, que no los juzguen a priori y mostrando a un Dios que está con ellos. Se ve en la Iglesia que algunos acompañan pero otros no lo hacen.

Existen formas de ayudarlos en el discernimiento vocacional. Primero a partir del diálogo, preguntando lo que desean los jóvenes. También ayudando a relacionar la Escritura con la vida, de tal modo que puedan reconocer sus sentimientos y emociones. Señalando los valores del Evangelio como luz para sus decisiones. Hay algunas experiencias en 3º y 4º medio donde se hacen fodas espirituales para trabajar proyectos de vida y poder descubrir la vocación. También ayudándoles a desarrollar habilidades blandas.

En síntesis, fue un Encuentro profundo, que permitió socializar distintas visiones, a la luz del Señor, y a enriquecernos de tal modo que nos permita acompañar de mejor manera desde lo pedagógico, a los jóvenes que participan en nuestras aulas.