Lo religioso asume lo psicológico y la moral

El jueves 3 de noviembre se realizó el último encuentro del año 2016 de profesores de religión de las Zonas Centro y Oeste, en la sede de la Vicaría de la Zona Centro. Profesores de ambas zonas se reunieron para concluir el trabajo del año y en especial en este semestre que ha enfatizado la reflexión a partir de la sala de clases como un lugar teológico.

Luego del seminario de invierno, la Vicaría para la Educación ha tenido un especial interés en desarrollar habilidades en los profesores para hacer una comprensión religiosa de la realidad, lo cual no se reduce a lo doctrinal o lo moral. Estas dimensiones están insertas en la lectura religiosa que se debe hacer de los fenómenos que ocurren en el aula.

Para realizar este trabajo se hizo lectura de una carta de una profesora de religión a punto de jubilar. La carta estaba dirigida a un conocido contándole su situación.

A través de un trabajo de indagación en el texto de la profesora, los participantes de este encuentro fueron encontrando pistas de análisis para comprender lo que estaba viviendo. Estas pistas tienen que ver con elementos psicológicos, éticos y por cierto religiosos.

Con el transcurso del tiempo hemos ido aprendiendo a reflexionar sobre lo escrito sometiéndolo a un análisis crítico y de esta manera evitar emitir juicios anticipados que tienden a otorgar al pensamiento lineal (causa-efecto) la primacía en la solución a todos los problemas planteados por la humanidad.

En lo concreto de la situación, el desafío fue ir determinando los estados de ánimo y los sentimientos expresados por la profesora, incluso, se esbozó un perfil de su propia personalidad. En otro momento se evaluaron las distintas valoraciones que la profesora hacía de los demás y de los acontecimientos propios como ajenos.

Como grupo de indagación consideramos necesario revisar algunos aspectos pedagógicos que la profesora fue haciendo y que se centran en la forma de concebir la clase de religión.

Finalmente, llegamos a darnos cuenta que en la carta la docente no hacía una lectura religiosa de su propia realidad. Esta ausencia se captó por la pérdida del sentido de lo que se hace, pero que no despertaba ninguna intención, petición, súplica a Dios.

Si bien la docente recordaba con añoranza un pasado feliz, donde la fe y la vida eclesial eran importantes, ahora no podía hacer el mismo relato. Esta ausencia la podía estar sumiendo en la depresión.

La trayectoria profesional de algunos docentes podría llegar a ser la de la profesora de la carta, que al final del camino no ven los frutos de lo sembrado y se turban en medio de la soledad. A modo de conclusión los profesores estimaron que la profesora necesita apoyo psicológico para poder ver claro lo que le sucede.

En el momento de la oración, los profesores compartieron el texto de la aparición de Jesús a la Magdalena, quien en un primer momento no lo reconoció. Luego que Jesús la llama por su nombre, ella lo reconoció como Maestro (Raboní, dice el texto).

En nuestra vida, también pasamos por momentos donde la realidad supera nuestra capacidad de comprensión y andamos perdidos. La experiencia religiosa permite al ser humano abrirse a una presencia misteriosa que se comunica con nosotros. En el encuentro de la Magdalena, hay un momento en que esa presencia pareciera más una ausencia. La iniciativa, es de Jesús, quien la llama: “María”. Pero para que este encuentro ocurra es necesario que nos pongamos a la búsqueda del Maestro en los acontecimientos de la vida.