Ayudar al crecimiento humano y espiritual de los estudiantes

El día martes 30 de agosto se realizó el tercer encuentro de profesores de religión en la comuna de Florida, actividad a la cual se invita a los docentes que trabajan en los establecimientos municipales como subvencionados y particulares.

En los encuentros anteriores hemos podido dialogar sobre la religiosidad de los estudiantes, sus formas y características, para luego intentar un procedimiento que permita su trabajo desde sus experiencias.

En esta ocasión, continuando con nuestra reflexión e itinerario, hemos abordado el tema de los contenidos y finalidades de la clase de religión. A modo introductorio, los profesores hicieron uso de su capacidad histriónica para simular una reunión de apoderados en la que presentaban los contenidos y objetivos de distintas asignaturas.

Este ejercicio ha permitido comparar el discurso de los fines de las diferentes asignaturas en el sistema escolar. En las asignaturas se pudieron escuchar algunas cosas como: preparar para el SIMCE, enseñar habilidades para el uso de cierta tecnología, preguntarse por la posición en la historia, la adquisición de destrezas operatorias en matemáticas y la resolución de problemas, la comprensión del funcionamiento del cuerpo humano e interesar al estudiante por el arte. En el caso de la clase de religión, los contenidos, a veces, tienen una estrecha relación con la psicología, como por ejemplo cuando se habla de la autoestima. En otras, se trabajan contenidos claramente identificados con la religión como la vida de Cristo, dejando en claro a los estudiantes y sus familias que no te pretende convertirlos.

Tanto el uso de contenidos de las ciencias sociales como la advertencia de no pretender la conversión de los niños hablan de una cierta tensión que se produce al interior de la clase de religión que los profesores perciben.

Una pretensión engañosa quizás sea tratar de igualarse con las demás asignaturas para tener un desarrollo curricular secuencial y ordenado, como en matemáticas, asignatura en la cual se percibe que los contenidos tienen una progresión en relación con el pensamiento lógico del estudiante.

El orden de los contenidos en religión parece que más tiene que ver con la madurez afectiva, psicológica y del pensamiento ético y moral del estudiante, lo cual hace que, por ejemplo, se instale el tema de los mandamientos en un año determinado y no en otro.

Entre los profesores surgió con nitidez que su aporte a la vida de los estudiantes consiste en la reflexión que haga sentido a lo que les acontece, más que en buscar un aprendizaje memorístico de contenidos conceptuales. Se hizo una observación respecto de contenidos demasiado escolarizados que no permiten al estudiante su propio desarrollo humano. En este punto es cuando surge con fuerza en los docentes una intuición respecto de la misión de la clase de religión en sus escuelas: ayudar al crecimiento humano y espiritual de sus estudiantes, desarrollando su religiosidad. Una crítica que se puede hacer desde la clase de religión a las demás asignaturas tiene que ver con el sistema de evaluación, ya que no se entiende qué significa para el desarrollo humano un promedio 6,4 de otro 6,3. Aparte de clasificar a los estudiantes no se observa una mayor diferencia. Por eso, se hace necesario volver a revisar el mapa con el que nos representamos la escuela ya que puede no estar siendo fiel con su territorio educativo. Si la educación es potenciación de lo humano, debemos construir una clase de religión que esté a la altura de ello y no perdernos en contenidos que solamente sirven para lo escolar, pero no para la vida.

No hay nuevos encuentros programados con los profesores de La Florida en lo que resta del año, pero siempre estaremos atentos para trabajar conjuntamente con esta comunidad tan responsable de su autoformación.