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Una mirada religiosa de nuestra practica docente

15 de Septiembre, 2016

En el encuentro de profesores en La Cisterna, realizamos una lectura religiosa de una práctica docente, la que nos permite discernir mejor la sala de clases como lugar teológico. Este ejercicio es necesario hacerlo en comunidad de aprendizaje.

El miércoles 14 de septiembre se realizó el 5° encuentro de profesores de religión en La Cisterna, en el Liceo Laura Vicuña de dicha comuna. Este encuentro continuó la reflexión sobre el espacio de la sala de clases como reflejo de la sociedad y que exige al profesor un discernimiento en la línea de los signos de los tiempos.

En un primer momento hemos compartido el significado de la palabra discernimiento y su implicancia en la práctica del docente. Cuando tratamos de decir cómo nos damos cuenta de la presencia de Dios en este espacio, lo primero que se nos viene a la mente son las veces en que hablamos de Dios, rezamos con los estudiantes o hacemos alguna actividad relacionada con nuestros contenidos.

Pero este ejercicio nos llevó a extremar más aún nuestra observación puesto que la mirada anterior es desde el docente, faltando el complemento de los estudiantes. Este aspecto es relevante para poder comprender un fenómeno que sobrepasa una única mirada. Se requiere una mirada más crítica del fenómeno para captar con mayor profundidad y atisbando con rigor la búsqueda de la presencia de Dios en la sala de clases.

Hemos compartido, entonces, que es necesario que la voz del docente se complemente con la de los estudiantes, ya que en esta relación se verifica la búsqueda en la cual andamos. En este punto, se nos vienen imágenes variadas, algunas más vagas y otras más recientes. Otras, de las cuales no queremos acordarnos, también son señal de que entramos en un terreno del que pocas veces tenemos tiempo para observar lo que sucede, ni menos para reflexionar.

El paso siguiente fue leer y analizar una narración de un docente de otra asignatura, con el cual podemos compartir las mismas dificultades. En este análisis hemos observado el problema de que los estudiantes no le encuentran sentido a la materia que el docente enseña. La respuesta de una profesora consistía en enseñar para los interesados y del resto no se ocupaba, ya que para la evaluación igual deberán estudiar, pero será su problema, no el de ella. El docente que relata su experiencia se da cuenta de esta situación e intenta un cambio. Este cambio se realiza primeramente en su conciencia, que se cuestiona lo que enseña, luego de lo cual se plantea nuevas posibilidades inexploradas. Comprende la necesidad de que los estudiantes vivan una experiencia en la sala de clases que los transforme, que les ayude a plantearse lo que son y a ser protagonistas. A tientas busca métodos, aprendiendo de los fracasos y ensayando nuevas posibilidades, hasta que lo logra.

Al levantar una mirada religiosa del texto analizado podemos concluir que no es tan evidente hacerlo desde una primera mirada, ya que requiere detenerse en la práctica pedagógica como un lugar de encuentro posible con Dios. Esto nos plantea entender que Dios actúa en el mundo encarnándose, asumiendo nuestra realidad, tal como Cristo lo hizo. Desde este principio vemos que Jesucristo realiza su obra en medio nuestro, acogiendo nuestra humanidad débil, para potenciarla. Nos libera de nuestros prejuicios sobre los demás que obstaculizan la convivencia y nos señala un camino de mayor humanización. No nos hace infalibles, sino que en un proceso a tientas, vamos experimentando los aciertos y asumiendo los errores. Puesto que su acción se realiza junto con los otros, se observa que la comunidad vive un proceso de cambio también. No se trata de que uno se salve, sino que todos puedan alcanzar los beneficios de su acción salvadora.

Estos rasgos nos dan las pistas para poder entender nuestra acción docente y comprender la sala de clases como un lugar teológico. No se trata de hacer un chequeo de todo lo anterior para comprobar si lo hacemos, puesto que nuestra conciencia nos puede jugar una mala pasada y de una mirada simple considerarnos héroes antes de tiempo.

Se requiere mucha autocrítica para asumirse en verdad ya que es posible que existan aciertos y desaciertos, experiencias positivas y otras no tanto. Se revela por tanto un trabajo que es necesario que se asuma en comunidad de aprendizaje de docentes comprometidos con el cambio y la transformación de sus prácticas para hacerlas más fieles a lo que Jesucristo va pidiendo.

El próximo encuentro se realizará el día jueves 17 de noviembre y esperamos ser muchos más los que nos comprometamos en este camino.