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Clase de religión y cuidadanía

15 de Septiembre, 2016

El viernes 26 de agosto la Vicaría para la Educación participó en el Seminario "Esto se cumple hoy (Lc.4) Formación ciudadana en los colegios católicos. El Área de Pedagogía en Religión ofreció un taller sobre esta temática.

A continuación se ofrecen los principales puntos abordados en este seminario.

(Más noticias sobre este seminario pínche aquí)

El taller clase de religión y ciudadanía en el marco del seminario “Esto se cumple hoy” ha sido ocasión de discutir con los participantes acerca de las dificultades que experimentan los docentes de la asignatura en sus clases, así como también en las posibilidades de una nueva clase de religión, más adecuada a los tiempos actuales.

En esta síntesis recogemos algunas percepciones de los docentes, respecto de lo primero y algunas pistas para la reflexión que apuntan en la idea de una comprensión de la clase de religión que ayude a la formación en ciudadanía.

Percepción de los profesores

Los participantes del taller llegaron con la preocupación de que en sus salas los estudiantes no se interesan por la asignatura que enseñan. Perciben, además, que sus intereses no corresponden con aquello que el programa de religión les propone. Observan que sus estudiantes son cuestionadores de la postura que tienen los profesores de religión en los colegios católicos. Mientras en los colegios municipales, los estudiantes se movilizan para luchar por una educación de mejor calidad, ellos permanecen atónitos en clases. Ven a sus profesores temerosos de cumplir su responsabilidad para no perder su fuente laboral. Por otro lado, constatan que los estudiantes critican una educación católica como una gran burbuja que no los prepara para la vida sino que los separa.

De sus percepciones hemos podido reflexionar en el taller propuesto algunas dificultades en la orientación de la clase de religión que pueden explicar este fenómeno y por otro lado, una propuesta distinta que pone el foco en una dimensión social y comunitaria de la fe.

Orientación inadecuada de la clase de religión

Los profesores jóvenes advierten que en su formación inicial les han dicho que la clase de religión no es lo mismo que un encuentro de catequesis, pero al parecer al llegar al aula esto no se materializa en acciones concretas para diferenciarla. Esto provoca que la clase tenga resistencias de parte de los estudiantes.

Por otro lado, en la escuela católica, se ha reducido lo religioso a la enseñanza doctrinal, la transmisión de una piedad o la explicitación moral del comportamiento cristiano, bajo la responsabilidad del profesor de religión. Esta postura no permite que los estudiantes adquieran una comprensión global del fenómeno religioso. Si lo religioso es una condición antropológica del ser humano, entonces ella debe estar presente en el conjunto de acciones que realiza la escuela, especialmente si ella es confesional católica.

En la escuela laica, la situación de la clase de religión consiste en una enseñanza en valores, desvinculada de su fundamentación religiosa o sagrada de la vida. De esta forma se priva al estudiante de alcanzar una comprensión más integral, profunda y compleja desde donde actuar en la vida. Se le niega la posibilidad de construir un conocimiento desde sus creencias, que son el motor interno que moviliza a cada ser humano.

Una tradición eclesial rica en contenidos.

La Iglesia Católica ofrece en su historia un recorrido espiritual interesante en el que se destaca que la fe no es un asunto solamente individual, sino que es más bien una actitud colectiva. En la tradición bíblica comprendemos que Dios escoge un pueblo para introducirse en la historia y encarnarse en Jesucristo. De alguna forma, su pedagogía es más colectiva que individual. En la misma actividad de Jesucristo podemos ver que actúa siempre en favor de aquellos que han sido marginados para reintegrarlos a la comunidad.

En este sentido, hemos compartido en el taller algunos párrafos de la carta apostólica del Papa Pablo VI, Octogesima Adveniens, (1971) donde se explicita claramente una actitud cristiana ante la vida en sociedad. La lectura de estos párrafos puede ser de vital importancia hoy día, donde prima una idea individual e intimista de lo religioso. Lo religioso, como comunión con Dios y los demás, permiten al creyente adquirir una conciencia que tiene el deber de construir una convivencia basada en relaciones de justicia y solidaridad.

Vista, entonces la formación religiosa del individuo en clave de una educación de la conciencia de lo sagrado en el ser humano, se entiende la responsabilidad que tiene toda la escuela de colaborar para que los y las estudiantes puedan alcanzar una comprensión más integral de la vida, desde la especificidad de cada asignatura o experiencia educativa.

Características de la clase de religión en clave de ciudadanía

A la asignatura de religión, le compete que los estudiantes puedan adquirir conocimientos y habilidades para una comprensión sagrada de la vida, abierta a la pluralidad de creencias, proponiendo en la persona de Jesucristo un modelo que otorga sentido a la experiencia humana en busca de trascendencia.

La clase de religión mira de frente a los estudiantes, los reconoce como legítimos otros, sujetos de creencias y búsquedas diversas en la vida. Los ayuda a comprender el mundo en que viven, desde la mirada religiosa, pero abierta al diálogo con las demás disciplinas que colaboran, también, en la construcción de una concepción de la vida y de la sociedad.

Al respecto, lo religioso, ayuda conformar en el ser humano un sentido de apertura al otro, de pertenencia comunitaria y de construcción del bien común. El sentido de lo social es una urgencia que impele al sujeto a interrogarse, desde el prisma de lo religioso, por las causas de la injusticia y buscar un compromiso que le permita colaborar en una dirección que restituya los derechos de los demás.

Desde nuestra perspectiva, ocuparse de los asuntos religiosos, no debe ser una fuga del mundo sino que posibilidad para encontrar un fundamento para discernir en los acontecimientos de la vida, la presencia de Dios. Por la encarnación de Jesucristo todo lo humano es redimido y lugar de encuentro con Dios, por lo tanto, la mirada debemos ponerla en todo lo que lo afecta, sus dolores y también sus alegrías. Aprender a relacionarnos en clave de ciudadanía nos convoca a entender la sala de clases como un lugar teológico, tratando de atisbar la presencia de Dios en los fenómenos sociales que allí ocurren, que son reflejo de la sociedad que construimos.



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