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Una comprensión religiosa de la vida desde Isaías

18 de Agosto, 2016

Este nuevo taller de hermenéutica bíblica realizada en la Vicaría para la Educación fue ocasión de compartir con los profesores una reflexión que sitúa la experiencia religiosa como fundadora de la convivencia.

El martes 16 de agosto, en la Vicaría para la Educación, se realizó el cuarto taller de hermenéutica bíblica para los profesores de religión.

Este taller conducido por el profesor y experto en Sagrada Escritura, Sr. Roberto Sepúlveda, reflexiona junto a los docentes, sobre las claves para desarrollar una comprensión religiosa del texto y así poder relacionar lo anterior con los objetivos educacionales de la escuela.

En esta oportunidad trabajó el texto de Isaías 6, que narra el llamado que Dios hace al profeta Isaías. Para la perspectiva abordada, el título enuncia un tema que sirve parcialmente, puesto que no se trató de la dimensión vocacional.

Luego de la lectura del texto bíblico se revisaron algunas notas distintivas de la experiencia religiosa que Isaías propone.

-          La visión de Isaías: se reconoce que el verbo “ver” ofrece algunas interpretaciones que pueden llevar a equívocos. Lo que el profeta” ve” no se puede asegurar como dato histórico. Lo que sí es cierto es que Dios se le ha manifestado.

-          Imágenes: la experiencia de Isaías ha debido ser tan profunda que ha requerido de imágenes para expresar la grandeza de la manifestación. Las palabras no son suficientes para expresar lo vivido. Es como un rey, pero más excelso y sublime.

-          Tres veces santo: entre las imágenes escogidas por el autor, aparecen unos ángeles que gritan la santidad de la manifestación, pero no una sino tres veces. El templo para los israelitas es un lugar santo, pero la reiteración de la santidad indica una totalidad que está más allá de este lugar físico. Lo desborda absolutamente.

-          Hombre de labios impuros: toma conciencia de su propia humanidad, sin connotaciones morales, y que está en frente de Dios, una realidad distinta de él. Deja de mirarse a sí mismo como realidad autorreferente. Reconoce ser creatura, pero que habita junto con otros en igualdad de condición. Comprende, entonces, que está con otros con quienes comparte la humanidad.

-          Tocó mi boca…: a Isaías se le anuncia algo nuevo. Esta realidad que se le manifiesta quiere ser propiedad de él. Se le comunica al profeta una realidad para que sea parte de ella. De alguna manera se vuelve apto para entender lo que ve, pero es Dios mismo el que lo hace. Dios se comunica para establecer una relación de diálogo con el ser humano. Dios, siendo una realidad de santidad se acerca a una realidad que no lo es, como la humana.

-          Oí y comprendí…: Isaías entra en un diálogo directo. La manifestación no se queda en el hombre Isaías, sino que se abre a una dimensión más allá de la singularidad. La manifestación tiene una comprensión de la humanidad más allá de Isaías. Ahora toca a la situación del pueblo. En este énfasis, se entiende que Dios quiera que Isaías entre en relación con Él, pero también para que otros puedan vivirlo.

Algunas implicancias para lo socio educativo:

La experiencia de Isaías, no es solamente un caso aislado, sino que es ofrecimiento a la humanidad entera. El profeta adquiere una identidad nueva que le otorga el encuentro con lo sagrado. Por tal motivo, es que en la asignatura de religión resulta tan importante resaltar la dimensión religiosa como un camino que permita al estudiante resignificar su propia experiencia, desde lo sagrado, desde Dios.

La experiencia religiosa no nos saca de lo humano y de nuestra realidad, sino que ocurriendo en el mundo, permite que el sujeto viva con una conciencia nueva, permitiendo releer y resignificar las experiencias humanas. Así también, lo santo no deja de serlo por implicarse en una realidad humana.

Lo religioso, tal como aquí se expone, tiene una connotación o repercusión hacia la ciudadanía. Isaías va a reconstruir un mundo desde una nueva clave de lectura. Lo religioso repercute en la construcción del mundo, de una manera apropiada a la condición humana. Es una apertura al mundo, que no es solo hacer cosas buenas, sino que hacer posible que el hombre se entienda en el mundo con los demás.

Esta idea de “salida”, de volcamiento de lo religioso hacia la humanidad, generalmente se utiliza como valor: la solidaridad y en una serie de actividades de asistencia. Lo importante es remarcar el compromiso con el otro, que lo religioso implica sostener la vida de los otros para decir como san Pablo: “cuando soy débil, soy fuerte”.



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