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Documento sobre la inclusión educativa en el año de la misericordia.

06 de Julio, 2016

Monseñor Ezzati, en este documento, explicita actitudes que los profesores deben tener para promover la misericordia en los colegios y destaca que una educación para que sea de calidad debe integrar la dimensión trascendental y religiosa de la persona.

El pasado 12 de abril, se realizó el Encuentro Arquidiocesano de Directores y Rectores de Colegios Católicos en el Salón Fresno del Centro de Extensión de la Universidad Católica. En dicha oportunidad se discutió la entrada en vigencia de la Ley de Inclusión y los lineamientos de la Reforma Educativa.

En este contexto, Monseñor Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago, ofreció a los equipos directivos una serie de desafíos para hacer vida el mensaje de la misericordia que el Papa Francisco pidiera a toda la Iglesia.

Si bien, este mensaje fue dirigido a la Escuela Católica, donde el espacio se ofrece oportuno para la evangelización, se pueden distinguir interesantes elementos para reflexión de los profesores de religión.

A nuestro modo de ver, hay dos grandes ideas que este documento ofrece para nuestra reflexión: las actitudes para vivir la misericordia y la invitación a superar las tensiones entre evangelización y educación.

Respecto del primer punto, nos recuerda el documento, que la Ley de Inclusión forma parte de la Reforma Educativa en la cual nos encontramos. En este proceso, señala, la oportunidad que tienen los colegios y los docentes de abrir las puertas a todos. En lo institucional, implica una apertura, especialmente, a los más pobres, y para los docentes, el cultivo de actitudes de misericordia. Esto implica realizar una comprensión de ella, lo cual es una tarea de discernimiento, para distinguir “lo valioso, lo menos valioso o lo completamente contrario, a la visión cristiana del hombre y de la comunidad”.

Luego, señala el documento, se trata de “proponer caminos pedagógicos, espacios de escucha y de respuestas a preguntas que son propias a cada edad”. Esto es muy relevante para nuestro quehacer en el aula, ya que para realizar este camino, el documento pone como “punto de partida desde el cual parte la misericordia del educador, la situación real, personal, cultural y psicológica de la persona “. Creemos que este punto es primordial para los profesores de religión, ya que como lo hemos podido reflexionar en las comunidades de aprendizaje, a veces ponemos el acento en los contenidos, dejando de lado la situación real de los estudiantes.

Sobre la tensión entre educación y evangelización, afirma con fuerza, que no puede considerarse de calidad un proceso que desliga el conocimiento de otras dimensiones como la trascendencia y religiosa de la persona. Invita a mirar la complementariedad entre educación y evangelización.

La evangelización, por su naturaleza, es capaz de penetrar los procesos de comprensión, de conciencia, de libertad de las personas humanas, de tal modo que el Evangelio sea sustantivo y no adjetivo.

En este proceso, evangelizador, nuevamente, insiste sobre la centralidad de la persona humana, puesto que en la tarea educativa se deben “acoger sus inquietudes, sus sufrimientos, sus anhelos y significa estar atento a sus deseos de autenticidad, de realidad, de libertad, de generosidad, de tal manera que todo esto penetre y transforme sus opciones vitales”.

Finalmente, el documento, invita a los docentes a tener los “ojos abiertos para ver con los ojos de Jesús” y de esta forma acoger a los estudiantes en su complejidad y educarlos afectuosamente.



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