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La clase de religión debe emplear cosas sencillas y que hablen a la experiencia de los niños.

04 de Julio, 2016

Los profesores de religión tienen una riqueza enorme de experiencias con los estudiantes que es necesario escribirlas para poder aprender unos de otros y así acumular un saber pedagógico que permita seguir avanzando en su didáctica.

El jueves 30 de junio se realizó el segundo encuentro programado con los profesores de La Florida, en el Colegio Bellavista de la comuna. Prosiguiendo la reflexión iniciada en el encuentro anterior sobre las características de la religiosidad de los estudiantes, se propuso dar un paso que permitiera imaginar cómo trabajar desde sus experiencias para el desarrollo de su religiosidad.

Antes de iniciar, los profesores recordaron algunos puntos de la sesión anterior, destacando el desafío que conlleva trabajar con la experiencia religiosa de los estudiantes, por la distancia cultural que los separa. Relacionado con lo anterior, sirvió recordar el último Diálogo Teológico en la U. Católica, donde el sociólogo Eduardo Valenzuela, expuso algunas diferencias que marcan la transmisión de la fe entre la actual generación y la de los adultos.

Con el propósito de elaborar una propuesta didáctica que promueva el trabajo con la experiencia de los otros, se invitó a los profesores a dibujar, tal como se lo imaginan, la idea del demonio o del infierno. Luego se procedió a describir lo realizado, antes de poder interpretar y dialogar sobre estas imágenes.

El diálogo, a partir de estas imágenes fue muy potente, ya que evidenció perspectivas muy distintas, pero complementarias y que ayudan a resignificar estos conceptos. ¿Es el infierno un estado o un lugar físico? ¿Existe verdaderamente el demonio o es solo una extensión de nuestros miedos? ¿Se puede experimentar el infierno en nuestro mundo actual o es solo algo reservado para el final de nuestros días? ¿Colaboramos, como profesores, en la extensión del mal o nos podemos sentir seguros en nuestra fe?

Estas preguntas orientaron nuestra conversación y fueron los preliminares para poder leer un relato pedagógico de un docente que abordó estos conceptos con sus estudiantes, a través de un dibujo.

Coincidentemente con el docente del relato, los profesores participantes, también han experimentado que algunos contenidos no les hace sentido a los estudiantes, por lo cual deben extremar sus recursos para que les haga sentido. No solo este contenido, sino que otro, como el Espíritu Santo, son tremendamente complejos.

Sobre este contenido una profesora comentó que gracias al Diplomado de Pedagogía de la Palabra, se le ocurrió una actividad que permitiera que los estudiantes pudieran hacer presente sus interrogantes. Para tal efecto, les pidió a sus estudiantes que dijeran en voz alta qué preguntas le harían al Espíritu Santo, si pudieran hacérselas. Salieron cosas como ¿se aparece solamente a los buenos? ¿Ellos pueden tener los dones y frutos del Espíritu Santo? La profesora había quedado impresionada por la cantidad, variedad y calidad de las preguntas de niños de 7° básico y que le permitieron avanzar en el desarrollo de los contenidos.

Un profesor se cuestionó la forma en la cual estaba enseñando, ya que para hacer presente la experiencia de los niños hay que reconocer que la cultura actual difiere considerablemente de la de los maestros. Otra profesora, señaló también que no solo el tipo de niño hace complejo el trabajo pedagógico, sino que también la cantidad de estudiantes en la sala. Algunos consideraron que la planificación, muchas veces, no les servía ya que las preguntas de los estudiantes, así como lo que les acontecía en la sala de clases, hacían que los profesores fueran muy flexibles. Ellos constataron que en sus clases, en reiteradas ocasiones deben asumir un rol casi de orientador o profesor jefe para dar respuesta a situaciones complejas que viven como la drogadicción, el abuso sexual o la violencia en el hogar.

Sin desconocer que la planificación forma parte de las herramientas que los profesores deben saber trabajar, se observó que era necesario orientar y conducir las interrogantes de los estudiantes a través de un proceso de profundización en los contenidos más que ir pasando de unidad en unidad.

Al finalizar, los profesores evaluaron positivamente el encuentro señalando que la metodología de la clase de religión debe ser capaz de emplear cosas sencillas y que hablen a la experiencia de los niños. Otros valoraron el diálogo con los mismos estudiantes para atender a sus preguntas religiosas. Otra profesora, señaló la riqueza en cuento a experiencias que tienen los profesores de religión y que si llegaran a escribir darían para un libro. Justamente, invitándolos a escribir sus experiencias, terminó este encuentro, quedando programado el siguiente para el martes 30 de agosto a las 15 horas en el mismo Colegio Bellavista. 



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