El trabajo con dibujos permite indagar en la experiencia que suscite lo religioso

En un nuevo encuentro de profesores de religión de la zona sur, el lunes 9 de mayo, nos encontramos en el Liceo Laura Vicuña con Aliro y Margarita, docentes de Lo Espejo y La Cisterna, respectivamente, para trabajar qué estrategias utilizar para rescatar la experiencia de los estudiantes y desarrollar su dimensión religiosa.

A partir de un relato, los docentes se dejaron interpelar por las preguntas sobre la existencia del mal y del demonio que tienen los niños que encuentran en su sala de clases, causándoles, a veces, perplejidad.

En este sentido les llama la atención la idea del mal presente en la sociedad que van desarrollando sus estudiantes. Requiere, en este sentido, que los profesores exploren en la experiencia de los estudiantes los marcos de referencias y de creencias que se instalan sobre la temática, puesto que influyen en el desarrollo de su pensamiento religioso.

Luego, de esto los profesores destacaron que la experiencia del docente del relato relevaba que no conocer a sus estudiantes, sus preguntas y sus creencias, eran un obstáculo para desarrollar la dimensión religiosa.

Junto con ello, comentaron, que el profesor del relato, señalaba que su problemática era cómo enseñar religión católica en un contexto de multiconfesionalidad. Lo anterior se transforma en un verdadero problema didáctico, ya que, en la clase de religión se debe intentar conectar lo que dicen los programas, los textos escolares o la misma Biblia con la experiencia de vida de los estudiantes.  

Para el profesor de religión, el contenido a enseñar no es en sí un problema puesto que para él o ella, como creyentes poseen una cultura y una experiencia religiosa que configura su personalidad. No obstante, es necesario estudiar permanentemente, según las realidades y contextos en los cuales se trabaja. Lo que resulta, verdaderamente, complejo para el docente es que el contenido promueva un aprendizaje en los estudiantes, desde la dimensión religiosa.

De ahí, entonces que para levantar una propuesta pedagógica para la temática del relato hayamos propuesto a los profesores hacer un dibujo tal como lo hicieron los niños.

La lectura de estos dibujos resultó muy significativa, ya que las imágenes seleccionadas son una forma de representación de la realidad que expresa una interioridad viva. Así, entonces un detalle del dibujo puede ser la llave maestra para descubrir un sentido muy profundo, en este caso del infierno o la presencia del mal. Por ejemplo, una boca abierta, como elemento del rostro, junto con palabras entre signos de exclamación, en un contexto solitario era interpretada como el grito desesperado de quien clama justicia, pero nadie escucha. De esta forma fueron apareciendo representaciones interiores sobre la experiencia del mal personal y social. Este ejercicio nos permitió ir en el camino deseado de comprender los significados que las personas le atribuyen al infierno y el demonio, como opuestos al plan de Dios.

Por ahí está la clave para avanzar hacia una estrategia que conecte el contenido de la clase con la experiencia de los estudiantes en un paso didáctico que permite el desarrollo de la dimensión religiosa.