La capacidad indagativa de los profesores de religión

El día martes 5 de abril, unos 20 profesores de religión de diferentes establecimientos educacionales de la zona centro de Santiago se dieron cita para dar inicio a los encuentros de este año 2016.

La singularidad de este año está dada por el tono indagativo y reflexivo que se pretende introducir en cada una de las comunidades de aprendizaje donde se reúnan los profesores.

Para ello se han previsto seis encuentros divididos en tres temáticas fundamentales: el conocimiento en torno al estudiante, el contenido de la enseñanza y el mismo profesor de religión.

En esta oportunidad se trabajó la primera temática destinada a examinar la religiosidad de los estudiantes para lo cual se trabajó con un relato escrito por un profesor de religión. La metodología, apropiada a las comunidades de aprendizaje, permitió que los docentes fueran transitando en etapas sucesivas hacia la construcción de un conocimiento que permitiera dar luces respecto de este tema.

Los profesores, luego de conocer el texto, debieron exigirse para tratar de encontrar la(s) problemática(s) subyacentes a partir de lo relatado, sin desprenderse de lo que allí se estaba narrando. Aquí surgieron las primeras dificultades de los profesores, puesto que habitualmente, se suele anteponer juicios y preconceptos antes de indagar las evidencias de una situación problemática. Este ejercicio resultó novedoso porque el relato está escrito de tal forma que no siempre se dice todo lo que puede servir para comprenderlo y ahí es donde la comunidad de indagación colabora para mirar el fenómeno desde diversas perspectivas.

Posteriormente, los profesores debieron decidir por alguna problemática: la metodología del profesor, probablemente, no era la más indicada para el contenido de la clase, dijeron algunos; al parecer el poco conocimiento del estudiante que posee el profesor, dijeron otros.

En el análisis, algunos señalaban que los años de experiencia docente ayudaban para saber enfrentar estudiantes que discrepaban de la enseñanza otorgada por el profesor de religión. Otros se aventuraron a decir que no se puede pretender pensar que todos los estudiantes que están en la sala sean católicos, incluso si están en un colegio confesional.  Y más aún, otros declararon que su saber pedagógico sobre la asignatura les dice que deben aclarar siempre con los estudiantes su posición respecto de lo que enseña y respetar su libertad de conciencia.

Poco a poco, se fue decantando un espíritu que movió la reflexión hacia la oración compartida a través de un coloquio con el Señor, en voz alta. Agradeciendo por la vocación recibida y la responsabilidad de escuchar y saber orientar a los estudiantes los profesores fueron concluyendo el encuentro.

Como reflexión final sobre el método trabajo queda la sensación que la participación y el desarrollo de habilidades superiores investigativas quedan en evidencia que son posibles de trabajar en las comunidades de aprendizaje. Y por otro lado, respecto del tema de la religiosidad, queda aún pendiente seguir profundizando cómo los profesores perciben el mundo simbólico de los estudiantes y les ayudan a reconocerlo e integrarlo en su construcción de sentido. Esperamos continuar profundizando en este punto y al mismo tiempo fortalecernos en el diálogo crítico y pedagógico.