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RELIGIÓN

Intento transmitir un Cristo liberador, que les puede dar una nueva vida.

23 de Diciembre, 2015

Entrevistamos a la profesora Claudia Lara, profesora de religión del Liceo Municipal Gladys Valenzuela de Lo Prado. De su historia como llegó a ser profesora de religión, de cómo es hacer clases de religión en un colegio municipal con niños y jóvenes que viven mucha soledad, se trata esta nota.

Claudia Lara es profesora de religión de la comuna de Lo Prado, del Liceo Municipal profesora Gladys Valenzuela, desde hace 23 años. De una familia católica ligada a la capilla San Juan Bautista de la parroquia Cristo Resucitado, recibió una fuerte motivación espiritual de los padres columbanos, en una época marcada por la dictadura. De ellos recibió una fe viva que se hacía cotidiana, a pesar del conflicto político que se vivía.

Aprendió a leer el evangelio y buscar la consecuencia en la vida. Conoció a una iglesia que acompañaba a un pueblo sufriente. La militancia en la vida de la Iglesia implicaba la búsqueda de una fe coherente con el Evangelio, desde la perspectiva cristiana. Esta fe de un Cristo Vivo en la realidad histórica la fue entusiasmando y a pesar de que le gustaba la pedagogía en historia, prefirió ser profesora de religión, ya que le hacía más sentido en la formación humana de los estudiantes. La fe asumida en la cotidianidad de la parroquia, de la comunidad viva, podía unir la historia con la opción creyente.

No obstante, estas expectativas, no han sido fáciles de llevar, sobre todo porque ha ido cambiando el contexto social y eclesial. El Chile de los años 80 le dio la impresión que todos compartían la misma fe, pero al llegar a la universidad tuvo que empezar a compartir con evangélicos. En el mismo Liceo, donde siempre ha hecho clases, le manifestaron que tenía que hacer una clase sin el sello católico. Pero, mantiene viva la convicción que todavía se puede hacer algo. Todavía, se puede evangelizar

Desea que sus alumnos conozcan a Cristo, pero dándoles la posibilidad de que ellos escojan. Ellos son libres para aceptarlo. A Jesús, dice, hay que presentarlo con mucho cariño, pero con convicción, lo cual va a depender cuán coherente sea el testimonio del profesor.

Siente que los jóvenes de hoy se sienten oprimidos. En el medio donde se desempeña, la pobreza es opresión. Su futuro, los oprime. Ellos viven una opresión del sistema, como lo expresan en sus palabras. Ellos viven una soledad tremenda, que también los oprime. En este contexto, el Cristo que quiere transmitir es un liberador. Es una persona que les puede dar una nueva vida. Agrega que los medios de comunicación los oprime con las realidades que les presentan.  También, viven la opresión de la droga, de la libertad sin límites. 

De los contenidos pedagógicos, señala que todos los debe contextualizar a la vida de los estudiantes y su realidad. En este sentido dice que su rol como profesora es conocerlos y adecuarse a su realidad, no ellos a la de la profesora.

Intenta que surja lo religioso de la misma experiencia, por ejemplo, preguntando cómo celebran ellos la navidad. Descubre que los signos en la clase de religión son fundamentales, porque los jóvenes buscan expresar a través de ellos realidades más profundas que los marcan. Su forma de vestirse es un tema, por ejemplo. Siempre se está comparando lo que se estudia con su realidad.

La clase de religión donde trabaja es para todos los niños y jóvenes de la sala de clases, aunque sean evangélicos, tratando de unir más que buscar el conflicto y respetando la diversidad. Con asombro observa que no hay niños que vivan la religión, como quizás a ella le tocó en su ambiente.

Ha logrado ganarse el respeto de los demás profesores con trabajo y coherencia. Además ha obtenido la excelencia académica en su comuna. Con los estudiantes la relación es buena y se expresa en el cariño.

Los obstáculos que ha debido enfrentar son que la clase de religión no tiene calificación que incida en la promoción, que sea optativa y que no está dentro de las asignaturas importantes. Le sacan niños de la clase para que vayan a distintos lugares, demostrando que se puede prescindir de ella.

Piensa que su principal habilidad es estar siempre buscando formarse, indagando en internet y leyendo para poder ayudar a desarrollar el pensamiento y la reflexión en la clase de religión.

Lo que más le cuesta es la didáctica para lograr que en todas las clases haya distintas actividades, de tal forma de no llegar, siempre con lo mismo. Piensa que no hay estrategias didácticas como recetas. La mejor es el trabajo grupal y conversar de la vida. El monitoreo constante de la actividad es agotador, pero entretenido. En ello destaca el diálogo como la clave, ya que permite compartir la vida cotidiana.

Destaca que en evaluación lo que le ha dado resultado es la negociación con los estudiantes de media. El diálogo, como forma de negociación le ha permitido crear un ambiente grato. Finalmente, se trata de un tema de amistad, en que los estudiantes hacen algo por la profesora. Ese algo es sencillamente la amistad que los une. Sin ser amigo al mismo nivel de los estudiantes, debe empatizar ya que les da flojera escribir. Ahí lo grupal es fundamental. Algunos no entregarán lo pedido, pero a veces, tiene que negociar para que lo hagan otro día. No es fácil, en todo caso.

Finalmente, el sentido de la clase de religión en la escuela pública tiene que ver con la presentación de una opción de vida de la cual vale la pena hablar, ya que toca la vida misma. A pesar de todo no le gustaría dejar su escuela ya que le tiene mucho cariño.




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