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El relato pedagógico como instrumento para mirar y reconocer al otro como legítimo otro.

27 de Noviembre, 2015

Los relatos docentes son ante todo la voz de los profesores que vuelven sobre los recuerdos de lo vivido para resignificar la experiencia y otorgarle nuevos sentidos.

El día jueves 26 de noviembre se realizó, en la Vicaría de la Zona Centro, el último encuentro de profesores de religión de la comuna de Santiago de este año. El tema, en esta ocasión, fue la escritura de relatos pedagógicos de profesores de religión.

Al inicio de la reunión, Mireya Tapia, encargada de vínculo de la vicaría zonal hizo una oración en la cual se pidió por el descanso eterno del profesor Carlos Vidal recientemente fallecido, quien murió producto de un infarto en la vía pública.

El encuentro fue conducido por Patricio Carreño, integrante del equipo de Pedagogía en Religión, quien invitó a los profesores a interactuar con un relato pedagógico escrito por otro profesor de religión.

Lo primero que llamó la atención de los profesores fue la forma de escribir del profesor.  Giovanna se sintió incómoda porque no estaba escrito como ella hubiese deseado. Pero esto comentario dicho sobre el texto se podría extender a la situación vivida cuando asumimos el trabajo de escritura narrativa de experiencias docentes. Encontrarnos con un texto es entrar en la lógica del otro, tal y como lo siente y experimenta el profesor. Habitualmente, solemos utilizar nuestras propias categorías para analizar la realidad del otro, conformándolo a nuestra “pinta”.

Los relatos docentes son ante todo la voz de los profesores que vuelven sobre los recuerdos de lo vivido para resignificar la experiencia y otorgarle nuevos sentidos. En el encuentro, los profesores hicieron gala de sus conocimientos para analizar el relato, pero desde el prisma de la “buena enseñanza”, no desde la experiencia del docente que solamente quería relatar su nuevo aprendizaje.

Para unos, el uso de los conocimientos de los estudiantes para hacer la clase de la profesora fue evidentemente bien aprovechado. Para otros, no queda en evidencia que haya logrado el propósito de la clase. Ambos aspectos, revelan una mirada del texto. Pero, también se puede dar otra lectura, como la que realizó alguien que dijo: “me sentí interpelada por la profesora del relato”. Este registro es relevador del sentido que tiene el relato mismo, puesto que comunica un sentido que está en la perspectiva de reconocer en la subjetividad docente un aprendizaje que es posible de compartir con otros.

Esta es la invitación que se hace al trabajar con los relatos: mirar la realidad desde los ojos del otro, aceptar que existen otras miradas, otras lecturas de la realidad. Si analizamos con profundidad, nos podremos dar cuenta que tiene consecuencias para nuestra sala de clases.

Los estudiantes aprenden a “leernos”, es decir, ellos hacen un esfuerzo por tratar de comprender de qué les estamos enseñando. Cada profesor tiene una historia biográfica distinta como los estudiantes tienen la suya propia. Y en el encuentro pedagógico, unos y otros intentan “leerse mutuamente”. La invitación está en hacer lecturas desde el otro para reconocer su novedad y originalidad y por qué no, respetar su propia religiosidad.



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