En ceremonia cargada de emotividad 95 profesores de religión se certificaron en el Diplomado en Planificación y Evaluación otorgado por la U. Finis Terrae.

El miércoles 11 de noviembre se realizó la ceremonia de certificación del Programa “Hacia la Excelencia Académica”, alianza entre la Vicaría para la Educación y el Instituto Escuela de la Fe de la Universidad Terrae, que realiza dos módulos conducentes al Diplomado en Planificación y Evaluación para la Enseñanza Religiosa Escolar.

Este programa, iniciado en el año 2013, ha beneficiado a 173 profesores de religión entregándoles sólidas herramientas para actualizar sus conocimientos en la preparación y evaluación de los aprendizajes.

Patricio Jaramillo, Director del Instituto Escuela de la Fe, destacó en su discurso el valor de los profesores que se certifican para enfrentar este desafío, que no es solamente una actualización en lo didáctico, sino que también una renovación desde las motivaciones más profundas. Luego, tomando una frase del Papa Francisco que dirigió a los profesores italianos este año, retomó su idea central diciendo que los profesores de religión no están solos, a pesar de que en esta tarea muchas veces se experimenta la soledad. Señaló que la alianza de la Universidad con la Vicaría, ha sido justamente acompañar a los profesores de religión, en la tarea de renovarse. En este compromiso, señaló que la Universidad becó parcialmente, nuevamente, a dos profesores que se destacaron por su dedicación en el Diplomado para realizar el Magister en Didáctica de la Educación Religiosa Escolar. Este año correspondió este beneficio a las profesoras: Katerin Gatica y Margarita Osse.

Por su parte el P. Tomás Scherz, Vicario para la Educación, destacó el esfuerzo que realizaron los profesores para volver a estudiar, deseándoles que este tiempo invertido haya sido el de una postergación con sentido. Inspirándose en el texto del encuentro de Jesús con el joven rico, les recordó que, junto con él, comparten el ministerio de la palabra para que otros puedan, también, encontrarse con Jesucristo.

Este año, el primer módulo de Planificación se realizó en dos sedes. Correspondió, primeramente, la entrega de diplomas a los 30 profesores de la Zona Cordillera, quienes trabajaron junto a la docente, Jeannette Riquelme, quien no pudo llegar. Luego, fue el turno de los 32 profesores de la Zona del Maipo, quienes recibieron el diploma de manos de María Elena Tobar, docente a cargo del curso.

A continuación, un profesor de cada curso dirigió algunas palabras a nombre de sus compañeros. Juan Manuel Gutiérrez, de la Zona Cordillera, destacó la profunda vocación del profesor de religión que realiza una actividad en la que cree y le apasiona. Desde el contexto de un colegio particular y confesional ha comprometido esfuerzos para demostrar que la clase de Formación Cristiana, es también un espacio para desarrollar habilidades y para reflexionar sobre la vida. Agradeció la oportunidad brindada para mejorar las prácticas pedagógicas y pidió a Dios los dones del Espíritu Santo para seguir anunciando la Buena Nueva.

Cecilia Morales, de la Zona del Maipo, valoró que la Universidad y la Vicaría hayan mirado hacia los lugares más alejados para favorecer con la formación continua a los docentes que muchas veces no pueden acceder al perfeccionamiento. Con voz emocionada, destacó el esfuerzo diario de los profesores de religión que trabajan en colegios subvencionados donde enfrentan la desvaloración y el menosprecio por la asignatura. Recordó que ante el proceso mercantilista de la educación, los profesores de religión aportan en el área más relevante del proceso de humanización, por medio de la formación moral de los estudiantes. En este espacio educativo donde los profesores ayudan a sus estudiantes a problematizar, a cambiar el mundo y nuestro país.

La profesora Teresa Bustamente, representante de los profesores que terminaron el diplomado, hizo una breve descripción de las dificultades, así como de las gratificaciones que viven los docentes que trabajan en los establecimientos municipales. Agradeció la oportunidad para continuar su formación profesional, tanto a las instituciones como a las familias de los profesores. Y valoró los aprendizajes logrados, gracias al aporte de los profesores del programa y el intercambio de experiencias entre los colegas.

Finalmente, los 33 profesores que terminaron el Diplomado recibieron sus diplomas de parte del Vicario para la Educación, quien los bendijo y envió a dar fruto de lo aprendido entre sus estudiantes.