Profesores de religión de la Peñalolén se reúnen para diagnosticar la realidad de la clase en la comuna.

El lunes 22 de junio, el Área de Pedagogía en Religión de la Vicaría para la Educación invitó a los profesores de religión de Peñalolén a un encuentro para conversar acerca de la situación de la clase en la comuna. El encuentro tuvo lugar en el Colegio Jesús Servidor de la Corporación de Educación del Arzobispado.

En una conversación muy franca los profesores pudieron expresar la finalidad que le atribuyen a la clase de religión, la cual se adapta a las necesidades de los estudiantes y contexto. Nancy, con mucha experiencia en la comuna, destaca que cuando los niños descubren que Dios vive en ellos, les despierta un sentido de hermandad muy grande que los calma y los torna menos violentos. En este sentido, ella percibe que la clase ayuda a la humanización de los niños.

Para los demás profesores de los colegios municipales, la clase es la oportunidad de desarrollar la espiritualidad, así como educar en valores, lo cual es promovido por la Corporación. Ayudar a los niños a darse cuenta de lo bueno y lo malo, generando en ellos la autocrítica, es una meta muy relevante para Flor.

Una experiencia interesante, que es apoyada por la unidad técnica de un colegio laico, es la que relató Juan, quien intenta desarrollar la dimensión religiosa de los estudiantes, considerando las creencias de sus estudiantes.

En sus relatos se puede constatar una realidad comunal en la cual la clase de religión tiene su espacio e intenta adaptarse a las necesidades de cada realidad socio educativa. Se evidencia una situación en la cual el sostenedor valida el espacio pedagógico de la clase de religión, aunque tenga que trabajar con los alumnos eximidos en la misma sala.

Para desarrollar la clase de religión y cumplir con sus propósitos, requieren mucha innovación para evitar la rutinización y al mismo tiempo que hable a los estudiantes en clave de sentido, sentencia Juan. Justamente, en su colegio, utiliza mucho las Tic’s en el aula, pero sobre todo cuenta con la capacidad humana de un cuerpo de profesores que constantemente está reflexionando su quehacer.

En los colegios de la Corporación presentes los docentes tienen el espacio propicio para destacar, a través de murales, actos y representaciones las fiestas religiosas, considerando, en todo caso, no imponer su religiosidad a los demás. Es evidente que los ambientes escolares son más pluralistas, y por lo tanto, requieren de una mayor atención para respetar y tolerar todas y cada una de las sensibilidades religiosas presentes.

Perciben que el ambiente no valora lo religioso o incluso está en contra de la opción, por lo que el docente debe tener una actitud abierta para acoger a los estudiantes y saber proponer. Finalmente, los estudiantes, igual participan en la sala y otorgan su opinión cuando estiman necesario.

Por su parte, Raúl, se siente favorecido porque las evaluaciones de religión son compartidas con otra asignatura. A pesar de esto, de los 450 alumnos que atiende, solo dos se han eximido en sus clases.

Para poder responder a los objetivos educativos, consideran que es fundamental trabajar con las demás disciplinas escolares. En este sentido, la clase de religión se presenta como un espacio propicio para la reflexión acerca de los temas sociales y contingentes que ocurren, ofreciendo su opción valórica cristiana.

Finalmente, compartieron la necesidad de contar con materiales pedagógicos y apoyo didáctico. Raúl comentó que en la universidad solamente tuvieron una didáctica general, pero que no abordó la especificidad de religión. Por tanto, la estrategia utilizada en el aula fue la misma que emplearon en la parroquia.  Se fijaron dos fechas (24 de agosto y 26 de octubre) para trabajar estos aspectos a través de narraciones pedagógicas. Al mismo tiempo se buscará motivar la presencia de otros docentes para ir constituyendo un proceso de formación de una comunidad de aprendizaje de la comuna.