Los instrumentos curriculares están al servicio del docente.

Los profesores de religión de la Corporación Municipal de La Florida se volvieron a reunir el miércoles 27 de mayo para trabajar un tema junto al Equipo del Área de Pedagogía en Religión. En dependencias de la misma Corporación analizaron un relato pedagógico que permitió evidenciar las capacidades para problematizar situaciones que ocurrían en la historia escrita y confrontarlas con su propia realidad.

Puesto que la temática estaba relacionada con los procesos subjetivos del docente en relación con la planificación y evaluación de aprendizajes, los contenidos relevados fueron:

En no pocas ocasiones se pide a los profesores presentar planificaciones semestrales, las cuales son una referencia que orienta el trabajo profesional, pero se transforman en un problema cuando el docente no necesariamente conoce las circunstancias, la historia, ni el contexto de los estudiantes y que tendrán una gran influencia en los aprendizajes. El trabajo docente se realiza con los estudiantes y en cada curso se da un clima particular, lo cual altera lo que se tiene planificado, mencionaba un profesor. Para brindar mayor flexibilidad al docente, mencionaba otro profesor, algunos colegios solo piden una red de contenidos, otorgando posibilidades de entregar las planificaciones en el momento más cercano a la ocurrencia de los aprendizajes.

La planificación es un trabajo relevante para los profesores puesto que permite movilizar una serie de recursos didácticos y materiales que anticipan la ocurrencia de los aprendizajes. Pero, lamentablemente, no son considerados como parte del trabajo remunerado que realizan los profesores, debiendo llevarse para la casa esta tarea. Esta realidad es lo que podría considerarse como parte del agobio laboral. En otro momento de la conversación, se consideró que algunas situaciones provocadas por los apoderados, también son generadoras de agobio para los profesores. Para ello es necesario reflexionar sobre el diálogo entre la escuela y la familia, puesto que ambos tienen una responsabilidad formadora con los niños y niñas.

En las planificaciones se dan cuenta, además de los instrumentos evaluativos que se emplearán, temporalizando su frecuencia y modalidad. En algunas escuelas, ante la escases de material, se ha llegado a rebajar la cantidad de evaluaciones planificadas por el docente, para ahorrar el papel. Esta realidad no ocurre para otras asignaturas cuyas evaluaciones sí inciden en la promoción. Cuando la escuela no considera a la asignatura de religión con la importancia que se merece, entonces tienden a suceder estas problemáticas. En esta misma línea, afecta la planificación la misma dinámica que se da en las escuelas de utilizar las horas asignadas a la clase de religión para otros fines o se sacan estudiantes para que acudan a especialistas. Por otro lado, también se consigna que la prueba ha sido considerada el instrumento único para evaluar aprendizajes, en desmedro de otras posibilidades. Realizar un trabajo en una o varias clases tiene, por parte de algunas autoridades un valor inferior que si se usara la prueba, por ejemplo.

Por ello es que los profesores deben reconocer que todos los instrumentos curriculares son una ayuda para el trabajo docente y por lo tanto, los profesionales no deben sentirse esclavizados frente a estas exigencias por parte de los Directivos. No verlo de esta forma ocasiona graves problemas de sentido, como estar cumpliendo un rito vacío de significado. Interesante resultó el aporte de un profesor que veía en esto una práctica de poder por parte de la autoridad. En este sentido el profesor debe tener una actitud despierta y vigilante para monitorear su propio comportamiento que también reproduce con sus estudiantes la misma dinámica de poder. También, no se debiera pontificar sobre las taxonomías para completar las planificaciones. Estos aspectos curriculares demandan una actitud flexible del docente y de los directivos, pero tampoco se debe hacer una apología de la improvisación. El docente debiera estar atento y vigilante  de realizar una práctica responsable y útil para potenciar el aprendizaje de los estudiantes.

Los profesores escribieron algunos episodios que narraban sus propias experiencias, quedando un breve tiempo para escuchar a la profesora Filomena Rodríguez, quien nos agradó con un vibrante relato que esperamos seguir trabajando en un próximo encuentro.