Ahí, en la niña hay presencia de Dios.

El martes 25 de abril se realizó en dependencias de la Vicaría de la zona centro el primer encuentro 2017 de los profesores de religión que trabajan en los establecimientos municipales, subvencionados y particulares de esta zona pastoral.

El tema pedagógico que nos reunió fueron las habilidades docentes para desarrollar un pensamiento religioso en los estudiantes. Para tal efecto, se utilizó un relato escrito por un profesor en el que daba cuenta de una experiencia que había tenido con un 4° medio.

Como parte de la metodología trabajada y para satisfacer los objetivos propuestos del encuentro, se organizaron dos momentos. En el primero se revisó la estructura del relato, intentando, entre todos comprender su contenido. Esto representó un excelente ejercicio de rigor intelectual ya que evitó formular juicios a priori sobre la experiencia contada.

Esto nos llevó a una mayor comprensión de la experiencia relatada que no tiene otra finalidad que de dar a conocerla y paralelamente, aprender de la reflexión que el docente realizó de la misma. El grupo de profesores, dialogó ampliamente sobre la amplitud del objetivo que el docente había extraído del programa de la EREC. Sin ser éste el foco de la experiencia resultó interesante revisar diversas perspectivas que los profesores inferían del relato. Otros pensaban en la frase que dio origen al título del texto, ya que todo parecía indicar que los elementos propuestos conducían al encuentro del docente con una estudiante.

De alguna forma, al finalizar este momento, el trabajo nos había permitido comprender una problemática, aquella que el docente quería exponer en el relato.

En la segunda parte del encuentro, se invitó a los profesores a revisar el mismo texto desde tres miradas o perspectivas. Igual que en un ascenso a una montaña la mirada sobre el texto fue permitiendo observar mejor, con mayor amplitud, la problemática.

La primera estación consistió en una mirada sociológica y psicológica del texto. Esto implicó fijarse en los elementos emocionales que el profesor expresa en el relato o el ánimo con que escribe. Esto permitió percatarse que el profesor sintió una cierta frustración por no haber podido cumplir con su objetivo. Los elementos sociológicos, por su parte, están centrados en la descripción que hace del grupo etario, la comuna donde se realiza la clase y otros aspectos que ayudan al lector a percibir la realidad social donde ocurre la experiencia.

En la segunda estación, los profesores intentaron indagar en las valoraciones que se hacen de los acontecimientos o sobre los sujetos. No se tenían muchas evidencias pero se dialogó sobre una cierta mirada negativa de la sociedad y su influencia en los jóvenes.

Finalmente, la tercera estación, consistió en hacer una mirada religiosa del texto. Todos los elementos anteriores permitieron hacer un análisis de la experiencia, pero no resultó evidente a primera vista poder captarlo. Se confundió en un primer momento, la mirada religiosa con el uso de un texto bíblico en el relato. Leer religiosamente la experiencia implicaba hacerse la pregunta por la presencia de Dios ahí. Como decía la profesora Giovanna “hay presencia de Dios, ahí, en la niña que habla, pero el profesor no captó”. Con esto, el grupo logró profundizar mejor en la experiencia que el texto nos puede ofrecer.

Esto nos dio oportunidad de mirar nuestra propia realidad, en la cual, a veces capturada por la rutina y que no nos permite ver el proceso de la sala de clases como un lugar donde Dios se manifiesta. Esta mirada se convierte en una habilidad muy poderosa que los profesores de religión debieran trabajar en las comunidades de aprendizaje ya que permitiría desarrollar el pensamiento religioso, tanto personal, como el de los estudiantes.