La voz del estudiante es una clave para comprender religiosamente la realidad.

El día martes 18 de abril se dio inicio a los encuentros del año 2017 de profesores de religión de la zona norte en la misma Vicaría Zonal. Este es el primero de una serie de cuatro que se realizarán (dos en el primer semestre y dos en el segundo).

En la actividad participaron doce profesores, incluso algunos de ellos habían estado en sus colegios en la mañana en la preparación del censo, pero esto no fue obstáculo para asistir por la tarde al encuentro.

El tema del día estaba centrado en las habilidades docentes para el aprendizaje en la educación religiosa escolar. En un comienzo los profesores nombraron algunas que día a día despliegan con sus estudiantes: la escucha, la empatía, la cercanía, el histrionismo, la creatividad, la organización, la capacidad reflexiva, fueron algunas de las mencionadas.

Estas habilidades son muy importantes y en la literatura algunos las llaman capacidades blandas por cuanto se diferencian de aquellas que están relacionadas con la producción de conocimientos. Más allá de esta división, lo cierto es que el docente cuando está en el aula realiza una acción pedagógica en la cual integra tanto un conocimiento como la interacción con los estudiantes. La didáctica es justamente la capacidad de establecer esta relación entre los estudiantes con el docente por medio de un conocimiento.

El profesor de religión en particular requiere desarrollar una habilidad hermenéutica que le permita comprender su actividad pedagógica en clave religiosa. Esto es poco explorado entre los mismos profesores de religión, ya que se suelen emplear claves más bien psicológicas, morales o sociales para dar a conocer la realidad.

Para reflexionar sobre este punto se empleó un nuevo relato escrito por un profesor de religión. El texto fue trabajado en dos momentos, uno para permitir la comprensión del mismo, centrándose en lo que dice y cómo lo dice, para luego captar las diferentes miradas con que se puede interpretar.

Del primer momento, pudimos ponernos de acuerdo en que estábamos ante un texto que daba cuenta de una experiencia tal como el profesor la interpreta, aunque todavía insuficiente en datos y sin toda la riqueza de cada momento vivido.

Del segundo momento, se compartieron algunas claves que permiten comprender lo que sucede y nos sucede cuando enfrentamos situaciones similares a las ocurridas por el docente. Para ello nos sirvió dividir el texto en tres miradas o claves hermenéuticas: la psicológica-sociológica, la ética y la religiosa. Cada una de estas miradas permite ir profundizando el análisis, cosa que habitualmente no solemos hacer, por diferentes razones. Una de ellas, puede ser la rutinización de la labor docente o la falta de tiempo para reflexionar.

Fue clave para detenerse en el análisis, lo dicho por la profesora Marjorie, en el sentido de que el docente del relato no supo escuchar la voz disidente de una estudiante, cuando justamente en su voz, había una cargar emocional y existencial que le daba sentido al trabajo.

Esto nos hizo pensar en dos aproximaciones o perspectivas de los profesores de religión: una más centrada en la verticalidad de la transmisión de los contenidos y otra más horizontal. La primera implica una metodología en la cual los estudiantes aprenden los contenidos tal cual el docente los expone. En la segunda, se rescata la voz de los estudiantes, permitiendo al docente entender desde dónde interpretan los contenidos.

No obstante, queda por seguir desarrollando más aun esta mirada hermenéutica, habilidad que puede ayudar a comprender la formación religiosa como un camino hacia una mayor humanización y la toma de decisiones pedagógicas para orientar el proceso de aprendizaje de lo religioso por parte de los estudiantes.