La clase de religión debe ser un espacio para el encuentro con Dios

El martes 15 de noviembre, en la capilla de nuestra Vicaría, se realizó el último Taller de Hermenéutica Bíblica de este año, junto al profesor Roberto Sepúlveda.

Al inicio, el profesor, contextualizó que este taller no ha tenido como objetivo que los profesores aprendan técnicas para enseñar la Biblia en la sala de clases, sino que descubrir criterios que permitan leer los contenidos para la clase de religión.

Luego, distinguió la clase de religión de la catequesis, pues esta supone la fe de los participante, en cambio en la sala de clases, los estudiantes no tiene porqué creer, ni menos adherir a Jesucristo. Pero, también es posible que la clase de religión se convierta en una enseñanza de una forma determinada de religión. A este respecto, el profesor sostuvo que una comprensión religiosa de la Buena Nueva de Jesucristo permite entender que Dios es un bien para la vida de las personas. Lo que usualmente se hace en la enseñanza de la religión es pedir a los oyentes que acomoden su vida a una forma específica de vivir la religión.

Con este preámbulo, el profesor, explicó el contexto del documento utilizado en el taller. En específico, el n°92 de la Exhortación Apostólica Post Sinodal de Benedicto XVI, Verbum Domini, sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia, sirvió para dialogar con los profesores. (ir a la Exhortación Verbum Domini)

El texto dice: “El Sínodo de los Obispos ha reiterado con insistencia la necesidad de fortalecer en la Iglesia la conciencia misionera que el Pueblo de Dios ha tenido desde su origen. Los primeros cristianos han considerado el anuncio misionero como una necesidad proveniente de la naturaleza misma de la fe: el Dios en que creían era el Dios de todos, el Dios uno y verdadero que se había manifestado en la historia de Israel y, de manera definitiva, en su Hijo, dando así la respuesta que todos los hombres esperan en lo más íntimo de su corazón. Las primeras comunidades cristianas sentían que su fe no pertenecía a una costumbre cultural particular, que es diferente en cada pueblo, sino al ámbito de la verdad que concierne por igual a todos los hombres”.

Según el texto, el anuncio de la Buena Nueva surge de la naturaleza misma de la fe. La fe es presentada como el encuentro relacional y diálogo entre Dios y su pueblo. Por lo tanto, el anuncio misionero, que podría ser reemplazado por la clase de religión, tiene como finalidad relacionarse con Dios. Dios es presentado como el de todos, lo cual no resulta obvio para los israelitas. Jesucristo ha manifestado que Dios es Dios de todos, por lo tanto, la consecuencia lógica es abrir espacios para que todos puedan trascender y relacionarse con Dios.

Las consecuencias para la clase de religión son evidentes en el sentido de evitar hacer una presentación de una religión que provoque que los estudiantes tengan que acomodarse a un sistema de creencias. Lo necesario es hacer el camino inverso, es decir, crear las condiciones de posibilidad para que el estudiante se encuentre con Dios, desde sus preguntas vitales, no con las respuestas de la doctrina. El profesor debe explorar cuál es la zona de desarrollo próximo del estudiante indagando las experiencias que permiten leer y resignificar su realidad.

Finalmente, señaló el profesor, la fe no se reduce a una cultura en particular, sino que es preciso volver la mirada a la fuente original del Evangelio, a la predicación misma de Jesucristo que libera y es alegría. La fe es situada en el ámbito de una verdad sobre el hombre y su relación con Dios.